Español detrás de vacuna experimental para COVID-19 explica cómo lo logró
Se están realizando los primeros ensayos clínicos para establecer si la vacuna es efectiva y segura.
Los científicos de EE.UU. que crearon una vacuna experimental para COVID-19 lo hicieron en un tiempo récord de tres semanas porque no esperaron a conocer su ADN, sino que usaron el ARN mensajero, es decir, la información del propio cuerpo humano, explica a Efe el investigador español Juan Andrés.
Andrés, de 55 años, se encargó de supervisar el proceso que permitió a la empresa estadounidense de biotecnología Moderna Terapeutics fabricar en solo tres semanas la vacuna experimental que ahora científicos del Gobierno de EE.UU. están probando en un grupo de 45 voluntarios.
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Otros países, como China, han iniciado ensayos clínicos para probar diferentes vacunas; pero el equipo de Andrés fue el primero porque usó el ARN mensajero para introducirlo en las células humanas y que el propio cuerpo produjera las proteínas virales ante las que generar los anticuerpos que necesita para defenderse.
En una entrevista con Efe, Andrés ofrece detalles sobre el vacuna experimental y su futuro:
¿Cómo fue el proceso para crear la vacuna? El virus fue detectado por primera vez en diciembre en China ¿Qué ocurrió después?
Nosotros pudimos acceder a la secuencia genética del virus el día 13 de enero y el día 7 yo ya tenía fabricado el primer lote para hacer un primer ensayo clínico. Pudimos hacerlo tan rápido gracias a nuestra tecnología. Estamos muy orgullosos de nuestra tecnología y creemos que es absolutamente impresionante.
Para hacer la vacuna, usamos el ARN mensajero, es decir, usamos la información del propio cuerpo. Hay millones y millones de transcripciones de ARN (ácido ribonucleico) en cada uno de nuestros cuerpos y nosotros lo que utilizamos es esa molécula, su información, para ver cómo el cuerpo produce proteínas.
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En vez de dar la proteína al cuerpo mediante la vacuna, nosotros damos la información al cuerpo mediante el ARN y el cuerpo es el que genera las proteínas que luego hacen falta para luchar contra el virus. En el caso de vacunas, ese proceso tiene la ventaja de que es muy rápido.
¿Ustedes enviaron esa vacuna experimental a los científicos del Gobierno de EE.UU. que trabajan en los Institutos Nacionales de Salud (NIH, en inglés) ¿Saben cómo está yendo el ensayo clínico?
Todavía no tenemos datos. El lunes fue cuando el primer paciente recibió la vacuna experimental, así que habrá que esperar semanas para ver qué resultados tienen en el NIH.
Preparados para una potencial vacuna
A la espera de esos resultados, su compañía, Moderna, se está preparando para comenzar la "fase 2" de la vacuna, lo que podría llevar a su fabricación con la idea de que esté disponible para el público. ¿En qué estado está ese proceso?
Estamos preparándonos para poder escalar el proceso de producción a mayores cantidades. Vamos a ver si los primeros ensayos clínicos son positivos y si vemos que la vacuna es efectiva y segura, entonces ya sí podremos producirla en mayor cantidad.
¿Cuántos trabajadores de Moderna están involucrados?
Somos una compañía pequeña de unas 700 u 800 personas. Hay mucha gente que ha estado involucrada en mayor o menor medida. Diría que por encima de 100 personas y ahora posiblemente más.
Yo lo que te puedo decir es que la motivación por parte de nuestra gente es nunca vista, la gente tiene una actitud y una determinación increíble. Es como si estuviéramos salvando el mundo.
¿Cuándo estima que podrían tener una vacuna y cuántas unidades calcula que podrían distribuirse?
Esa es la pregunta del millón. Es difícil ser preciso por varias razones. La primera es que todavía no sabemos qué dosis será efectiva, es decir, los primeros ensayos clínicos nos van a decir cuál es la dosis que es efectiva contra el virus.
Todo depende de eso. Si necesitamos una dosis de 100 para combatir el virus, entonces podremos producir una cantidad determinada, pero si la dosis que necesitamos es de 500, entonces se pueden producir cinco veces menos en el mismo espacio de tiempo. La dosis va a dictar qué cantidad de vacunas podemos producir.
Y sobre el tiempo, ya lo han dicho las autoridades sanitarias estadounidenses, la vacuna tardará entre 12 y 18 meses, si no más.
¿Qué le motiva a nivel personal para seguir con esta investigación?
Mi motivación es poder dar un abrazo a mis padres lo antes posible y sé que no voy a poder hacerlo hasta que la vacuna esté en marcha. Mis padres tienen cerca de 80 años, están metidos en casa en Madrid. Tenemos que sacar la motivación de donde podemos.
Vamos a vencer esto, pero lo vamos a vencer todos y todo el mundo. Todo el mundo tiene una labor.
El papel que nos toca a nosotros de una forma muy humilde pero con muchísima determinación es intentar conseguir la vacuna lo antes posible.