Papa Francisco expresó su preocupación por Colombia: Katherine Miranda

La representante a la Cámara Katherine Miranda se mostró afectada por el fallecimiento del Papa Francisco, a quien tuvo la oportunidad de ver cara a cara a mediados de febrero, cuando el sumo pontífice le concedió una audiencia privada en el Vaticano.

Miranda fue la última dirigente política colombiana que logró reunirse con el Papa en una audiencia privada que se adelantó en la Casa de Santa Marta, cuando el máximo jerarca de la Iglesia Católica ya se encontraba en delicado estado de salud.

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“Casi nunca conceden esas citas privadas, pero me llegó un correo electrónico diciendo que me habían aceptado la audiencia, esa noticia la recibí a finales de diciembre y me concedieron a mediados de febrero y tuve la oportunidad de estar allí con mi hija Elena, de 10 años. El Santo Padre nos recibió en la Casa de Santa Marta porque ya se encontraba enfermo, de hecho dos días antes de que fuese internado me recibió”, contó.

Dijo que uno de los temas principales que tocaron durante la conversación, estuvo relacionada con la situación de Colombia. “Tuvimos la oportunidad de hablar de muchas cosas, sobre todo de la situación de Colombia, puse sobre la mesa las preocupaciones que teníamos hoy en términos de libertad de prensa, de presiones al Congreso, a las altas cortes”, contó Miranda.

“Me habló mucho de los cuatro principios de cómo se tiene que ser pueblo en el mundo, fue una reunión de 15 minutos; se mostró preocupado por la situación del país y en general de Latinoamérica, también con respecto a la relación con Trump. El Santo Padre le regaló a mi hija unos dulces que él se estaba comiendo y le dijo que estaban muy ricos y que se los comiera y a mis dos abuelas de más de 90 años les mandó unos rosarios benditos por él”, afirmó.

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La congresista relató que fue un encuentro muy emotivo para ella, ya que se trató de una persona que hizo que muchos jóvenes volvieran a creer en la religión, porque trajo políticas de avanzada en las que dejó claro que todos somos hijos de Dios sin importar la orientación política, la orientación sexual, la raza, o el color de piel.