En el noticiero de La FM Fin de Semana se abordó la situación de las minas de esmeraldas en Colombia y los conflictos asociados a su control territorial, con la participación del historiador y politólogo Petrid Baquero, autor del libro Las Guerras Esmeralderas de Colombia, quien explicó los factores históricos y armados que rodean esta actividad.
Conflictos ligados a la explotación esmeraldera
Baquero señaló que los conflictos no son recientes y que “desde el comienzo mismo de la explotación esmeraldera” han existido disputas asociadas al modelo de concesiones iniciado en los años setenta. Indicó que la presencia de actores armados ha acompañado la extracción, el comercio y el control del territorio donde se ubican las minas.
El historiador afirmó que ha documentado “tres grandes guerras verdes”: una a finales de los años sesenta y comienzos de los setenta, otra en la década de los ochenta y una más a inicios del siglo XXI, con la participación de actores con intereses diversos.
Violencia recurrente en las zonas mineras
Durante la entrevista, Baquero sostuvo que “no es la primera vez que minas en Maripí son asaltadas por hombres armados” y que hechos similares han ocurrido en otros yacimientos. Mencionó el caso de la mina de Coscuez, que fue abandonada tras la salida de la empresa que la operaba.
También recordó los asesinatos de empresarios vinculados a la actividad esmeraldera, entre ellos Jesús Hernando Sánchez y Juan Sebastián Aguilar, conocido como Pedro Pechuga. Sobre estos hechos, señaló que “todo queda en el campo de la especulación”, pero reconoció que hacen parte de una confrontación persistente.
Disputas de poder tras muertes de empresarios
Baquero explicó que algunos empresarios concentraban poder económico y armado. Afirmó que Aguilar “tenía el poder armado” y que, tras su muerte, es posible que “muchos territorios ya no tengan esa misma capacidad de control”, lo que habría generado disputas internas.
Indicó que personas con conocimiento de la operación de las minas y del territorio “decidieron involucrarse e intentar dar un golpe”, en referencia a hechos recientes de violencia en estas zonas.
Presencia de grupos armados
Según Baquero, los grupos armados ilegales han intentado históricamente involucrarse en la minería de esmeraldas. Recordó que frentes de las FARC buscaron presencia en el pasado y que varios patrones estuvieron ligados al surgimiento del paramilitarismo.
Añadió que, en distintos momentos, organizaciones como las Autodefensas Unidas de Colombia llegaron a la región con anuencia de algunos actores locales, lo que generó tensiones y nuevos enfrentamientos.
Propiedad estatal y control territorial
El historiador explicó que “las minas son del Estado”, ya que los recursos del subsuelo pertenecen legalmente a la nación. Sin embargo, señaló que mediante el sistema de concesiones “el Estado cedió durante mucho tiempo el control del territorio a los patrones esmeralderos”.
Con el paso de los años, afirmó, empresas de capital extranjero adquirieron varias concesiones, aunque todavía existen patrones colombianos con influencia en minas relevantes de Maripí. Para Baquero, este esquema ha mantenido un escenario de confrontación y control privado del territorio.