OEA dice que acabar con la dictadura de Nicolás Maduro está difícil

Gonzalo Koncke, jefe de gabinete del secretario general de la OEA, dijo que se requieren muchos esfuerzos.

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Jueves, Junio 27, 2019 - 10:08
Gonzalo Koncke, jefe de gabinete del secretario general de la OEA, junto a Luis Almagro, secretario general de la OEA, en Santo Domingo (República Dominicana), el 15 de junio de 2016
AFP

Gonzalo Koncke, jefe de gabinete del secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), reconoció que sacar a Nicolás Maduro del poder en Venezuela es complejo. 

"La salida de este tipo de dictadura no es fácil y requiere los esfuerzos de los países del hemisferio", aseguró Koncke. "La salida de este tipo de dictaduras es bien difícil. Se trata de un fenómeno nuevo en materia de regímenes dictatoriaes porque es un régimen absolutamente implicado con organizaciones criminales, que muchas veces se identifican con el propio régimen. No hace falta que yo le ponga ejemplos", aseguró. 

Los esfuerzos, indicó, requieren de continuidad en el tiempo. "Estos epílogos a veces pueden ser más largos de lo que el propio pueblo venezolano y la comunidad interamericana quisiera", aseguró. Koncke indicó que el objetivo de la OEA es que haya una transición democrática en el país, al comentar la posibilidad del uso de la fuerza.    

Gonzalo Koncke, jefe de gabinete del secretario general de la OEA

Gonzalo Koncke, jefe de gabinete del secretario general de la OEA 

La crisis de Venezuela dominó, como era previsible, la jornada inaugural de la 49 Asamblea General de la OEA el miércoles en la ciudad de Medellín, donde abundaron las críticas al régimen de Nicolás Maduro, tachado sin ambages de "dictadura".

El secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), Luis Almagro, no economizó acusaciones a Maduro, inclusive de cometer "crímenes de lesa humanidad" contra su propio pueblo, en una rueda de prensa que dio antes de la inauguración junto con el canciller colombiano, Carlos Holmes Trujillo. "Nicolás Maduro es un dictador, un usurpador con todas las de la ley, con todas las letras en mayúsculas", manifestó Almagro.

El secretario general de la OEA añadió que el gobernante "es responsable de crímenes de lesa humanidad, de torturar, de tener presos políticos, de detenciones arbitrarias, de ejecuciones extrajudiciales, de asesinatos de manifestantes, de la más profunda crisis humanitaria que ha tenido un país en este hemisferio, de la peor crisis migratoria de este hemisferio".

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Posteriormente, en el discurso inaugural, adoptó un tono más diplomático y pidió evitar la "polarización" en el organismo, que definió como la "peor amenaza" para el sistema interamericano porque conduce a "la fragmentación y la vulnerabilidad".

Sin citar a ningún país, Almagro afirmó que la OEA debe evitar también "las trampas que las dictaduras y los autoritarismos nos han tendido en el pasado y nos tienden en el presente para enfrentarnos entre Estados democráticos".

El discurso del secretario general contrastó con el presidente colombiano, Iván Duque, quien invocó la obligación que tiene el continente de liberar al pueblo venezolano de la "dictadura". "No podemos mirar a la lejanía lo que está ocurriendo, nuestro deber es la dictadura finalizada, nuestro deber es la dictadura doblegada, nuestro deber es la libertad del pueblo venezolano", afirmó.

Duque pidió "llamar las cosas por su nombre" y en ese sentido señaló que la OEA y el Sistema Interamericano deben ser capaces de "denunciar a tiempo las 'dictocracias', porque por años se miró al costado cuando se estaba destruyendo, a través de esa figura, a Venezuela", donde dijo que impera "la más brutal de las formas de opresión".

En febrero pasado, Duque y Almagro apoyaron decididamente una campaña liderada por el jefe del Parlamento venezolano, Juan Guaidó, reconocido por más de 50 países como presidente interino del país petrolero, para entrar desde Colombia con una caravana de ayuda humanitaria que finalmente no pudo cruzar la frontera. 

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Desde entonces, el mandatario colombiano ha insistido en la necesidad de estrechar el "cerco diplomático" a Maduro, y esta noche aseguró que "el fin diplomático" de la dictadura ya empezó.

Se refirió con ello a la resolución de la OEA que en abril pasado reconoció al diplomático Gustavo Tarre como representante ante el Consejo Permanente de la OEA de Guaidó y del Parlamento, ya que no se reconoce la legitimidad del régimen de Maduro ni de las elecciones de 2018 en las que renovó su mandato presidencial, cuyo periodo comenzó el pasado 10 de enero.

Pese a los llamados a mantener la presión contra Maduro, existe un consenso en la región en cuanto a que una salida a la crisis debe ser por la vía diplomática y nunca la militar. Así lo reiteró Almagro en su rueda de prensa, en la que rechazó la posibilidad de una intervención militar en Venezuela. "La intervención militar es un concepto ilegal en el derecho internacional. Nadie puede estar por ahí invadiendo otros países", enfatizó Almagro, quien reconoció que "para salir de las dictaduras del siglo XXI no hay una fórmula mágica, no hay una bala de plata".

Una de las consecuencias más dramáticas del agravamiento de la crisis venezolana es la migración de más de cuatro millones de sus ciudadanos, de los cuales más de 1,3 millones se han establecido en Colombia, asunto que también ocupó parte de los discursos en Medellín."Hoy debemos, entre todos, también ser capaces de elevar la atención de esa crisis migratoria y de obrar con fraternidad (...) porque en los momentos de tragedia no se puede apelar ni a la xenofobia ni a la restricción", dijo Duque.

Para el presidente colombiano, "es allí donde nos tenemos que hacer grandes y es allí donde tenemos que demostrarle al mundo que América Latina tiene en la fraternidad una forma de hacer diplomacia". Almagro, por su parte, elogió los "pasos fundamentales" que ha dado Colombia para absorber a buena parte de esa migración, con el elevado coste económico y social que eso supone.

La 49 Asamblea General de la OEA va del 26 al 28 de junio y el tema de Venezuela, al igual que el de Nicaragua, otro país sumido en la crisis, está en el primer lugar de la agenda continental.