Estados Unidos levantó sanciones contra Siria tras 46 años
Durante el régimen de Assad, las restricciones se endurecieron sustancialmente, especialmente por su represión durante la guerra civil.

En un giro histórico de la política exterior estadounidense, el presidente Donald Trump firmó este lunes por la tarde una orden ejecutiva que pone fin al programa de sanciones de Estados Unidos contra Siria, con excepción de aquellas dirigidas contra el expresidente Bashar al-Assad y sus círculos cercanos. La decisión representa el mayor alivio económico impuesto por Washington sobre Damasco en más de cuatro décadas.
La Casa Blanca confirmó la medida tras meses de especulación desde que el propio Trump anunciara, durante un viaje a Oriente Medio en mayo, su intención de levantar “todas las sanciones” al país tras la formación de un gobierno de transición liderado por Ahmed al-Sharaa, quien asumió el poder tras la caída del régimen de Assad en diciembre.
“La orden eliminará las sanciones contra Siria, pero mantendrá las sanciones contra el expresidente Assad, sus asociados, violadores de derechos humanos, narcotraficantes, personas vinculadas a actividades con armas químicas, ISIS y sus afiliados, y representantes iraníes”, precisó la secretaria de prensa de la Casa Blanca, Karoline Leavitt.
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Fin de una era de aislamiento
Siria ha estado sometida a algún tipo de sanción estadounidense desde 1979, cuando fue designada como Estado patrocinador del terrorismo. Durante el régimen de Assad, las restricciones se endurecieron sustancialmente, especialmente por su represión durante la guerra civil y el uso de armas químicas.
Pero con la derrota definitiva del régimen en diciembre —cuando grupos rebeldes liderados por Sharaa entraron a Damasco tras 13 años de conflicto—, Estados Unidos ha comenzado a redefinir su postura hacia el país. Las sanciones personales contra Assad se mantendrán, pero la orden ejecutiva abre las puertas a una nueva etapa diplomática y comercial.
El Departamento del Tesoro ya había emitido en junio directrices para revertir restricciones impuestas a bancos, aerolíneas y empresas vinculadas al nuevo gobierno. Según el secretario del Tesoro, Scott Bessent, estas medidas buscan “fomentar nuevas inversiones” en un país devastado por la guerra.
“Como prometió el presidente Trump, el Departamento del Tesoro y el Departamento de Estado están implementando autorizaciones para fomentar nuevas inversiones en Siria”, dijo Bessent. “Esperamos que las acciones de hoy encaminen al país hacia un futuro brillante, próspero y estable”.
Apoyo internacional y reconstrucción
El nuevo gobierno de transición ha señalado repetidamente que las sanciones han sido un obstáculo central para reconstruir Siria. En particular, han dificultado el pago de salarios públicos, la rehabilitación de zonas urbanas destruidas y la reconstrucción del sistema de salud.
Países como Turquía y Arabia Saudita —ambos aliados clave de Washington en la región— han respaldado la normalización de relaciones con el nuevo régimen sirio. Riad incluso ha ofrecido saldar parte de la deuda externa de Siria, en lo que se interpreta como una estrategia para alejar al país de la influencia iraní que dominó durante la era de Assad.
El alivio de las sanciones fue también tema central en las reuniones de primavera del FMI y el Banco Mundial, donde funcionarios sirios, incluido el gobernador del Banco Central, Abdelkadir Husrieh, se reunieron con líderes internacionales en Washington para negociar proyectos de infraestructura y líneas de crédito.
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Aunque la orden ejecutiva marca un cambio radical, algunas sanciones aún requieren levantamiento formal por parte del Congreso. La Ley de Responsabilidad de Siria, promulgada por el presidente George W. Bush en 2003, impone restricciones legales relacionadas con terrorismo, armas de destrucción masiva y actividades ilícitas regionales.
Aun así, el gobierno de Trump considera que la nueva realidad política en Siria justifica el levantamiento progresivo de sanciones, manteniendo a raya a actores considerados “nocivos” pero apostando por una estabilización económica que, según Washington, puede garantizar una paz duradera.
“Este no es un cheque en blanco”, advirtió un funcionario del Departamento de Estado. “Pero si Siria continúa por la senda de la transición democrática, tendrá a Estados Unidos como socio”.