El secretario de Defensa de EE.UU. detuvo el envío de armas a Ucrania sin consultar a la Casa Blanca
El secretario de Defensa de EE. UU. suspende envío de armas a Ucrania sin consultar previamente con la Casa Blanca, generando confusión y tensión.

El secretario de Defensa de Estados Unidos, Pete Hegseth, suspendió sin consultar previamente con la Casa Blanca el envío de armas a Ucrania la semana pasada, lo que provocó una cadena de confusión y tensión dentro del gobierno de Donald Trump, según revelaron al menos cinco fuentes familiarizadas con el tema.
La decisión, adoptada sin el conocimiento del presidente ni de altos funcionarios de seguridad nacional, tomó por sorpresa a la administración, que luego tuvo que improvisar explicaciones para el Congreso, el gobierno ucraniano y la opinión pública. El propio Trump insinuó que no sabía quién había ordenado la pausa: “No lo sé, ¿por qué no me lo dice?”, respondió el martes durante una reunión de gabinete, cuando se le preguntó al respecto.
La suspensión marcó la segunda vez en el año que Hegseth decide frenar la ayuda militar a Ucrania, sin una coordinación previa con la Casa Blanca, el Departamento de Estado o incluso su propio equipo cercano. La anterior ocurrió en febrero y fue revertida rápidamente. Esta vez, Trump ordenó reanudar los envíos de inmediato, una vez informado del asunto, instruyendo que se reiniciaran al menos los despachos de misiles interceptores Patriot, fundamentales para la defensa aérea de Ucrania.
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Una decisión unilateral
La medida, aprobada por Hegseth tras recibir una recomendación del subsecretario de Defensa para Políticas, Elbridge Colby —conocido por su escepticismo sobre la ayuda militar a Ucrania—, fue firmada sin que ni siquiera su propio equipo conociera los detalles. Colby argumentó que Estados Unidos debía centrar su atención en China y Asia, no en el conflicto europeo, postura que ha defendido públicamente.
Los asesores más cercanos a Trump en política exterior también quedaron al margen. Ni el enviado especial a Ucrania, el general retirado Keith Kellogg, ni el secretario de Estado Marco Rubio fueron informados. Ambos se enteraron por la prensa.
El caos fue tal que la propia Casa Blanca pidió al Pentágono que encubriera temporalmente la decisión, mientras se elaboraba una estrategia para explicar lo ocurrido al Congreso, donde tampoco se había emitido ninguna notificación previa sobre la interrupción de la ayuda militar.
Según fuentes oficiales, parte de las municiones ya se encontraban en Polonia listas para ser transferidas a Kiev cuando fueron detenidas por la decisión de Hegseth. El paquete de armas había sido aprobado por la administración anterior y estaba en tránsito.
Trump, en una conversación telefónica con el presidente ucraniano Volodímir Zelenski el viernes pasado, minimizó su responsabilidad en la suspensión, asegurando que no había sido una decisión suya. Más tarde, el lunes por la noche, el Pentágono anunció oficialmente que los envíos serían reiniciados por orden directa del presidente.
El portavoz del Pentágono, Sean Parnell, sostuvo que se trataba de “una revisión de capacidad para garantizar que la ayuda militar se alinee con las prioridades de defensa nacional”. Pero tres fuentes aseguraron al medio CNN que Trump nunca pidió suspender los envíos, sino que había solicitado una evaluación del estado de los arsenales militares de EE. UU., ante las tensiones en Medio Oriente.
En las últimas semanas, Trump ha tomado distancia del presidente ruso, Vladímir Putin, señalando que no parece dispuesto a entablar negociaciones de paz con Ucrania. “Putin nos tira un montón de mierda”, dijo el martes el presidente estadounidense. “¿Quieren saber la verdad? Siempre es muy amable, pero resulta ser insignificante”.
Un funcionario europeo que asistió a la cumbre de la OTAN en los Países Bajos en junio aseguró que la frustración de Trump con Putin fue evidente y que la suspensión de la ayuda “genuinamente no se originó con él”.
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El Congreso, ignorado
Miembros del Congreso manifestaron su molestia por no haber sido informados con antelación de la interrupción, y aseguraron que no han recibido pruebas creíbles de que los arsenales estadounidenses estén críticamente bajos, como argumentó el Pentágono. “Si esa fuera la situación, estaríamos dispuestos a colaborar”, dijo una fuente legislativa, “pero el Departamento de Defensa no ha hecho solicitudes urgentes al respecto”.
Las críticas se centran en el secretario Hegseth, quien no cuenta con un equipo cercano que le asesore o le advierta sobre la necesidad de coordinar decisiones sensibles, según dos fuentes. Pese al episodio, la Casa Blanca declaró que Trump mantiene su plena confianza en el secretario de Defensa.
La situación pone en evidencia las fisuras y descoordinaciones dentro de la administración Trump, en un momento en que la guerra en Ucrania sigue exigiendo decisiones claras y rápidas por parte de sus aliados internacionales.