El dalái lama llega a la frontera de India con China en medio del pulso por su sucesión
Las autoridades han hecho un despliegue para la protección "Z-plus", el máximo nivel de seguridad en la India.

El dalái lama, Tenzin Gyatso, inició este sábado una visita de 45 días a la estratégica región de Ladakh, en el Himalaya indio. Se trata de un viaje de alto contenido espiritual y geopolítico, que ocurre tras su 90 cumpleaños y en medio de una creciente pugna con China por el control de su futura sucesión.
El líder espiritual tibetano partió de su residencia en Dharamsala en una caravana de vehículos de seguridad, acompañado de otros monjes. Desde este enclave de refugiados tibetanos, fue trasladado a Leh, capital de Ladakh, en un avión de la Fuerza Aérea India.
Las autoridades dispusieron una protección “Z-plus”, el máximo nivel de seguridad en la India, durante toda su estancia, según confirmaron fuentes oficiales.
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Su llegada a Leh fue recibida por miles de devotos, monjes y residentes que se alinearon en las carreteras desde el aeropuerto hasta su residencia en Shewatsel Phodrang, en una masiva muestra de devoción.
Antes de partir, el dalái lama enmarcó el viaje en su mensaje de “compasión y bondad”, afirmando que la práctica de estos valores es el “mejor regalo de cumpleaños” que sus seguidores pueden ofrecerle.
La agenda religiosa incluye enseñanzas públicas sobre “Las Treinta y Siete Prácticas de un Bodhisattva” a finales de julio y un viaje a la remota región de Zanskar, según informó su oficina.
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La visita también tiene implicaciones geopolíticas. Ladakh es una región fronteriza con el Tíbet controlado por China, donde India y China han protagonizado enfrentamientos militares. La presencia del dalái lama, facilitada por el Gobierno indio, es vista como un gesto simbólico de rechazo a la narrativa de Pekín y una afirmación de soberanía en la zona.
El pasado 2 de julio, el dalái lama anunció la continuidad de su linaje y que su fideicomiso, el Gaden Phodrang, tiene la “autoridad exclusiva” para reconocer su futura reencarnación. Esta declaración desafía directamente la “Orden Nº 5” de China, que exige aprobación gubernamental para la reencarnación de líderes religiosos.
El líder budista, considerado una reencarnación de Buda por sus seguidores, vaticinó recientemente que espera vivir “más de 130 años”, lo que ha sido interpretado como un mensaje de continuidad frente a la presión de Pekín.
Aunque la India sostiene una postura oficial de neutralidad religiosa, su respaldo logístico y de seguridad al dalái lama es percibido como un apoyo informal en el contexto de las tensiones con China.
La cuestión ha adquirido una dimensión internacional, especialmente desde que Estados Unidos aprobó la Ley de Política y Apoyo al Tíbet, que contempla sanciones a funcionarios chinos que interfieran en la sucesión del líder espiritual.
Cuando llegue el momento de elegir al 15º dalái lama, se anticipa un escenario de tensión global, con la posibilidad de que existan dos líderes rivales: uno reconocido por la tradición tibetana en el exilio y otro designado por el Gobierno chino.