Estados Unidos confirmó que confiscará el petróleo transportado por el buque cisterna interceptado frente a las costas venezolanas, una acción que marca un nuevo capítulo en su pulso con el gobierno de Nicolás Maduro. Washington también anunció sanciones contra sobrinos del mandatario y contra varias navieras que trasladan crudo venezolano, lo que representa un incremento en la presión diplomática y económica.
Este movimiento coincide con una llamada entre Maduro y el presidente ruso Vladimir Putin, quien reiteró su respaldo al gobierno venezolano.
El secretario general de la ONU, António Guterres, expresó su preocupación por la operación, recordando que el buque estaba sancionado desde hacía años por transportar petróleo de países como Venezuela e Irán.
Desde Oslo, la opositora María Corina Machado, galardonada con el Premio Nobel de la Paz, respaldó públicamente la campaña del presidente Donald Trump contra el régimen venezolano.
El buque será trasladado a un puerto estadounidense
La portavoz de la Casa Blanca, Karoline Leavitt, afirmó que la tripulación está siendo interrogada y que el barco será conducido a un puerto de Estados Unidos. El petrolero, antes conocido como Adisa, había sido identificado por el Departamento del Tesoro en 2022 por presuntos vínculos con el Cuerpo de Guardianes de la Revolución Islámica y con Hezbolá.
Al momento de la interceptación, el navío transportaba 1,1 millones de barriles de crudo. “Existe un proceso legal para la confiscación de ese petróleo, y será cumplido”, añadió la funcionaria.
La secretaria de Seguridad Nacional, Kristi Noem, calificó la operación como un golpe directo al “régimen socialista” de Caracas y destacó que esta acción demuestra la determinación de Estados Unidos para frenar actividades ilícitas vinculadas al narcotráfico.
Un gesto que aumenta la presión económica sobre Venezuela
A diferencia de intervenciones previas, esta acción estuvo respaldada por una orden formal de decomiso, lo que convierte la incautación de petróleo en un movimiento de escalada dentro de la estrategia de presión contra Venezuela, un país golpeado por una profunda crisis económica.
El gobierno de Maduro rechazó la operación, describiéndola como un “acto de piratería internacional”. En respuesta, el presidente venezolano conversó nuevamente con Putin, quien reiteró su “solidaridad” con Venezuela y prometió apoyo a proyectos conjuntos. Cuba también expresó su respaldo a Maduro, recordando su dependencia del crudo venezolano para cubrir su demanda energética.
Sobrinos de Maduro y navieras sancionadas por Washington
Las tensiones entre ambos países tienen un largo historial. Washington ha acusado por años al gobierno venezolano de mantener lazos con el narcotráfico. En 2016, dos sobrinos de Maduro, Franqui Francisco Flores de Freitas y Efraín Antonio Campos Flores, fueron detenidos en Haití y condenados en Nueva York por narcotráfico. Ambos fueron liberados posteriormente durante el gobierno de Joe Biden, en un intercambio por siete estadounidenses presos en Venezuela.
El Departamento del Tesoro retomó el caso y anunció nuevas sanciones contra ellos, así como contra Carlos Erik Malpica Flores, otro sobrino del mandatario, y contra seis navieras vinculadas al transporte de crudo venezolano.
Presencia militar y operaciones de inteligencia
Estados Unidos mantiene un despliegue militar de gran escala en el Caribe, que incluye el portaaviones más grande del mundo, decenas de cazas y miles de marines estacionados tanto en alta mar como en territorios como Puerto Rico.
El presidente Donald Trump declaró además que autorizó a la CIA a operar dentro de Venezuela. Por su parte, María Corina Machado aseguró que recibió ayuda estadounidense para salir del país y afirmó que regresará “en el momento adecuado”.