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¿Realmente hay un cielo y un infierno? ¿Un Dios y un demonio? ¿llegará el Apocalipsis? Estos interrogantes y muchos más rodean nuestra existencia. Durante siglos, la ciencia y la religión nos han bombardeado con toda clase de respuestas, pero ¿han sido suficientes esas explicaciones? Bueno... Cada quien está en su libre albedrío de creer en lo que quiera como por ejemplo, en las posesiones demoníacas y los exorcismos.
En diálogo con RCN Radio el arzobispo Andrés Tirado Pérez, fundador de la Congregación Sacerdotal Internacional Católicos Independientes y exorcista por más de 15 años, explica que son varias las formas en las que una persona podría ser poseída por ente maligno.
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"Una de ellas es estar en un lugar donde exista alguna presencia o manifestación demoníaca que termina por contaminar ya sea a la persona o familia que llegue a ese sitio. Estar en lugares donde hayan ocurrido masacres o se hayan hecho actos de brujería o ritos satánicos. Otra forma es consultar a brujos, hechiceros o bajar rituales de Internet para hacer ceremonias que no son nada positivas y que atraen ese tipo de entidades".
De igual forma agrega que también se puede estar en riesgo de posesión a través de trabajos de brujería, es decir, "una persona acude donde un brujo con la intensión de enviarle un espíritu o demonio a otra persona con el fin de doblegarla. Por último, pero no menos terrorífico, es la invocación del demonio para el pacto satánico".
Señales de posesión
En películas como 'El Exorcista' (1973), 'El exorcismo de Emily Rose' (2005), 'El Rito' (2011) 'El conjuro' (2013), entre otras cintas más, se relatan las posesiones de una forma agresiva y repugnante. Cuerpos destrozados, elasticidad sobrenatural, capacidad de mover objetos pesados con solo verlos, voces de ultratumba y demás. Aunque el exorcista Andrés Tirado asegura que estas cosas no solo son ficción, sino que podrían ocurrir en la vida real, se trata de casos de uno en un millón, por lo general las posesiones son leves, pero existen algunas señales de importancia.
"Personas que desarrollan una fuerza fuera de lo normal. Que ve uno delgadas, flacas, pero es necesario cogerlas entre diez u once hombres para poderla dominar. Algunos pueden causar levitación, otros pueden usar la xenoglosia, hablar cosas secretas, ocultas, idiomas, lenguas muertas, cosas que no son del común".
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Ante estos síntomas, un exorcista evalúa la situación, no sin antes tener una valoración psicológica y médica.
Cuando ya se ha diagnosticado una posesión demoníaca, se procede a hacer el exorcismo por sesiones, que pueden durar días, meses o incluso años. Tirado asegura que ha tenido casos de 10, 20 y hasta 30 años de posesión. "Entre más tiempo, es más difícil hacer los exorcismos y la liberación de la persona", dice.
Comenta que el último grado de la posesión y el más difícil es la fusión, también llamada integración. Para que esto se de, según él, tiene que haber algo muy fundamental, "que el poseído quiera estar con el demonio. Por lo general, la persona no quiere, pero la entidad influye sobre él. Sin embargo, cuando el poseído se adapta y hasta se enamora de ese espíritu que le atormenta, entonces no hay forma de poderlo liberarlo?
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Es importante resaltar que si el individuo muere en estado de posesión y no hubo una integración, su alma seguirá su proceso en el purgatorio o en el cielo, puesto que lo único que la entidad tomó fue la materia, es decir, su cuerpo, no su alma.
¿Qué sigue después de un exorcismo?
De acuerdo con Tirado, se debe hacer un proceso de acompañamiento. "Si la persona no sigue una vida espiritual, una vida consagrada a la oración, a buscar ser un mejor ser humano, es muy posible que el enemigo regrese porque el espíritu o los espíritus que se sacaron tienden a regresar", concluye el arzobispo.
