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Trivia sobre Miguel de Cervantes Saavedra, a propósito del Día del Idioma

Conocido por haber escrito El ingenioso Hidalgo don Quijote de la Mancha, conocida habitualmente como el Quijote, fue un poeta y dramaturgo y novelista español.

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Actualizado:
Lunes, Abril 23, 2018 - 02:49
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Imagen de El ingenioso Hidalgo don Quijote de la Mancha / Foto de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras

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Don Miguel de Cervantes

"Señores, vámonos poco a poco, pues ya en los n idos de a ntaño nn hay pájaros h ogaño".

Don Quijote, en la agonía.

Escribe: Fernando Serpa Flórez / Banco de la República - Bancultural

Alcalá de Henares, ciudad castellana. Su puerta amurallada trae memorias de épocas guerreras. Sus calles, de casas vetustas, con penumbrosos soportales, guardan recuerdos de caballeros y caballería. Su ilustre universidad dio luces a mil brillantes forjadores del siglo de oro español: Lope de Vega, Ignacio de Loyola, Antonio Pérez, Francisco de Quevedo y Villegas ...

Allí nació, en 1547, el príncipe de las letras españolas, don Miguel de Cervantes Saavedra. Vida plena, aventurera y dramática de l genial hombre. Estudiante en Salamanca. Viajero por Italia en el séquito d e un Cardenal. Guerrero en Lepanto. Esclavo en Argel. Prisionero por deudas en Sevilla. Servidor secundario de ese rey burócrata que fue don Felipe II.

En Alcalá de Henares, el alma se penetra con este indefinible sentimiento de algo abscóndito que viene de muy lejos en el tiempo. Memoria del ancestro que regresa a España, después de muchas generaciones de peregrinar en América. Sutil tristeza de Castilla que vuelve a impregnarnos -tristeza ya conocida- con la misma suave pesadumbre con que recordamos las buenas alegrías que nos dio El Quijote.

La meseta castellana es parda. Grises serrijones, barranqueras adustas, reciben el viento que en diciembre las barre. Surgen los poblados cabe una torre circular y alta. Pero nada cambia la severidad del colorido: las tapias de .las casas, de un color ocre, se confunden con el paisaje yermo en el que, de vez en cuando, manchas verde-oscuras de pinos, abetos y encinares, dan una adusta sobriedad al ambiente.

Poético nombre de las villas castellanas, para ser cantado en menesteres de juglaría... Madrigal de las Altas Torres. Alba de Tormes. Medina del Campo. Alcalá de Henares.

La vida de Cervantes, como la de su hijo dilecto del espíritu, con el paso de los años iba adquiriendo ese agobiador dramatismo -doloroso y sereno- que lo va magnificando. Hay un momento en que quizá la amargura llegó a su punto terebrante:

Ep una calle de Valladolid fue herido un caballero, don Gaspar de Ezpeleta. La justicia hace comparecer a dos mujeres, para que expliquen el caso y al hermano de una de ellas y padre natural de la otra: don Miguel de Cervantes. Es un hombre anciano y aparte de ser escritor (profesión que si bien da honra algunas veces, pocas da ·riqueza) trabaja como empleado de la Corona Española.

El asunto es desagradable. Se insInuan JUICIOS (la gente es malediciente) contra la honra de la hermana y de la hija de aquel hombre. Pero, al fin de cuentas, el caso se aclara.

¿Qué pensarán de Cervantes el escribiente o el corchete que lo presentan ante la justicia? Quizá saben que en su matrimonio con doña Catalina de Palacios Salazar y Vozmediano, no fue feliz: ella era adinerada. Observarán que Cervantes es manco y, si inquieren, sabrán que ya conoce el cautiverio.

En Sevilla algunos años há, fue encerrado en una cárcel, por deudas. En la calle de Sierpes. La calle de Sierpes, en Sevilla, es una calle angosta, de altos edificios, que es cubierta con grandes palios en tiempo de verano. Por ella, en la actualidad, no circulan vehículos. Y desde las silletas de las "Peñas" o en las mesas de los cafés que sobre sus andenes quedan, es muy grato vivir y ver pasar a Andalucía.

Pero, en aquella época, la prisión fue prisión. Eran los tiempos de la aventura que contra Inglaterra inició el taciturno don Felipe II. La organización de una Armada Invencible.

Cervantes ya había padecido las soledades de la cárcel, aqnque entre infieles. Aquí, en Sevilla, la cosa pasó de est e modo: como la vida para e l escritor se hacía difícil y las gestiones que estuvo haciendo a fin de conseguir empleo en la Nueva Granada (contador de la Aduana en Cartagena de Indias) no di eron resultados, hubo de aceptar el cargo de proveedor para las compras de aquella desatentada empresa. El ingenioso hidalgo poco sabía de números. Fue enredado por gentes del oficio. Y cuando hubo de rendir cuentas respondió con todo s u peculio. Y, de lo que hacía falta , tuvo que responder con su persona en la prisión.

En la cárcel de Sevilla comenzó a escribir una novela. La obra más grande, en su género, del mundo: Don . Quijote de la Mancha.

Es la historia de un hombre tocado de sublime locura y, como el mismo autor lo dice: "La historia de un hijo seco, avellanado, antojadizo y lleno de pensamientos varios y nunca imaginados por otro alguno, bien c~mo quien se engendró en una cárcel, donde toda incomodidad tiene su asiento y todo triste ruido hace su habitación".

Es el libro que encierra la más discreta filosofía para el hombre. Los más ejemplares consejos para los enamorados. La más sabia guía para los

gobernantes. Y el espejo en donde, desde entonces, han de mirarse los que después de don Quijote, quieren seguir siendo caballeros.

El 23 de abril de 1616 muere Cervantes en Madrid. En la calle que lleva su nombre, una placa de mármol dice el sitio que por última vez habitó el escritor.

En la acera de enfrente (cómo es grande la historia del Madrid antiguo) a una cuadra d e dist a ncia, la casa d e Lope d e Vega se conserva con su solar y aposentos, biblioteca , gabinete y capilla. Se recuerda la emulación de los dos grandes escritores. Y claramente vemos cómo, en vida, la fortuna inclinó su platillo del la do del dramaturgo.

Si cruzamos a la derecha, por la calle de Quevedo, llegamos al convento de las monjas Trinitarias en donde quiso reposar para siempre don Miguel de Cervantes y Saavedra. ¿El sitio exacto donde está su sepultura? Se desconoce.