Durante décadas, la parte del océano en el Atlántico que está ubicada entre las Islas Bermudas, Puerto Rico y Miami, es conocida como el triángulo de las Bermudas. Una zona en la que se han registrado todo tipo de anomalías que han tenido consecuencias en personas que han pasado por las aguas del Atlántico.
Son muy conocidas las historias de barcos hundidos y aviones desaparecidos alrededor de esta parte del mundo. Aunque durante años se ha especulado sobre el origen de su rareza, investigaciones recientes han descartado toda opción mítica o sobrenatural. Todo se trataría de una rareza geológica oculta en las profundidades de las aguas atlánticas, de acuerdo con los resultados de un estudio publicado a finales de 2025.
Y es que un equipo de científicos ha descubierto una extraña capa de roca de unos 20 kilómetros de espesor que está bajo la corteza oceánica de las Bermudas. Una formación con densidad que no se ha avistado en ninguna otra parte del Planeta Tierra.

Estudios determinan la rareza del Triángulo de las Bermudas
El descubrimiento fue liderado por el sismólogo William Frazer de Carnegie Science en Washington D.C. y desafía lo conocido hasta ahora de manera oficial. Según comentó a la revista Live Science, "normalmente tienes el fondo de la corteza oceánica y luego se esperaría que estuviera el manto... pero en las Bermudas, hay esta otra capa que se emplaza debajo de la corteza, dentro de la placa tectónica sobre la que se asientan las Bermudas".
La existencia de las islas desafían, a su vez, a la geología, dado que el archipiélago conocido como Las Bermudas, se ubican sobre un abultamiento oceánico, una zona en la que la corteza se eleva por encima de su entorno.
Este tipo de islas, se forman por "puntos calientes" en el manto que van empujando material caliente sobre la superficie del mar. Un ejemplo claro son las islas de Hawái. Lo anterior es posible por el movimiento de las placas tectónicas que aleja a la corteza del mencionado punto y el abultamiento se enfría y se hunde. No es el caso de Bermudas, puesto que sigue elevada sobre el nivel del océano. Se sabe que la última erupción volcánica fue hace 31 millones de años.

La nueva estructura y una posible respuesta
Los investigadores han concluido que la última actividad volcánica inyectó roca del manto en la corteza. Este material se secó y congeló, creando una "balsa" geológica que se eleva alrededor de 500 metros, lo que ha hecho posible que la isla flote.
Para llegar a esta idea, los científicos utilizaron datos de una estación sísmica de la zona. Luego de analizar cómo las ondas de grandes terremotos distantes fueron variando cuando se acercaron bajo la isla, lo anterior reveló que la capa de roca es gruesa, aunque no tan densa que el material que le rodea.
El medio citado anteriormente entrevistó a la geóloga Sarah Maza, que añadió que "todavía queda este material de los días de vulcanismo activo bajo las bermudas que ayudan a sostener potencialmente como área de alto relieve en el Océano Atlántico". Maza tiene experiencia en la investigación de la historia volcánica de la zona.