En diferentes partes del mundo hay islas que, por distintas razones, ya sea culturales, ambientales o naturales, permanecen cerradas al público. Algunas de estas fueron protegidas por decisión estatal, otras por motivos de seguridad, y unas más porque allí viven poblaciones aisladas. Aunque cada caso es distinto, todas comparten algo en común: no se permite que ninguna persona entre.
Por eso, aquí en La FM, le contamos cuáles son las más peligrosas y por qué no se puede acceder a ellas.
North Sentinel
North Sentinel está ubicada en el archipiélago de Andamán; es el lugar donde habita el pueblo sentinelense, una comunidad que permanece aislada por decisión propia. El Gobierno de India mantiene una zona de exclusión alrededor de la isla para evitar que alguien se acerque y pueda generar riesgos para la población indígena.
Esta medida también busca impedir la llegada de enfermedades comunes que podrían afectarlos gravemente. Las autoridades hacen un sondeo de manera regular en el área y recuerdan que cualquier acercamiento sin permiso es una violación de las normas de protección establecidas para este territorio. Por eso, ni los científicos pueden ingresar allí.
Ilha da Queimada Grande
Ilha da Queimada Grande, en la costa de São Paulo, es conocida principalmente porque allí habita una especie de serpiente única en el mundo. Debido a esto, el gobierno brasileño restringió el acceso para reducir riesgos y también para proteger al animal.
Las visitas solo están autorizadas para equipos científicos. Los permisos deben cumplir protocolos estrictos para evitar que se altere el ambiente y se garantice un trabajo que no interfiera con la especie que habita la isla.
Surtsey
Surtsey, en Islandia, nació tras unas erupciones volcánicas que sucedieron a mediados de los años sesenta. Desde ese momento, se mantiene como un espacio reservado para la investigación, especialmente sobre cómo se forma y evoluciona la vida en un territorio recién creado.
Solo algunos equipos de investigación pueden ingresar y deben cumplir con reglas estrictas, como evitar llevar elementos que puedan introducir microorganismos ajenos al ecosistema.
Miyake-jima
Miyake-jima, en Japón, ha tenido periodos de actividad volcánica y emisión de gases, lo que obligó a evacuar a sus habitantes durante un tiempo. La isla actualmente está habitada, pero bajo un sistema de monitoreo riguroso que determina qué zonas pueden visitarse y en qué condiciones.
En ciertos momentos, los niveles de gases obligan a seguir instrucciones estrictas. Por eso, aunque se permiten visitas, estas se hacen en coordinación con las autoridades locales y los organismos de gestión volcánica.
Poveglia
Poveglia, en la laguna de Venecia, fue utilizada en distintos momentos como lugar de aislamiento durante brotes sanitarios. Con el paso del tiempo, las construcciones se deterioraron y, por razones de seguridad, la isla quedó fuera de circulación para el público.
Cualquier ingreso debe contar con autorización oficial, ya que así se protege el patrimonio y se evitan accidentes en estructuras antiguas que llevan muchos años sin uso.