EE. UU.: Corte Suprema debate fin de ciudadanía por nacimiento
La decisión de la Corte podría sentar un precedente sobre los límites del poder presidencial de Trump.

Una densa nube de incertidumbre envuelve la audiencia que celebrará este jueves la Corte Suprema de Estados Unidos, en un caso que desafía directamente uno de los principios constitucionales más asentados: la ciudadanía por derecho de nacimiento. El origen del conflicto reside en la orden ejecutiva del presidente Donald Trump que pretende negar la ciudadanía a los niños nacidos en suelo estadounidense si sus padres son inmigrantes indocumentados o residentes temporales. Aunque la Corte ha aceptado intervenir, nadie tiene claro aún qué decidirá realmente.
“Es la pregunta que todos se hacen”, advirtió Elora Mukherjee, profesora de Derecho en la Universidad de Columbia y experta en inmigración. “Preveo que veremos algún debate sobre los fundamentos, pero no tengo claro cuánto”.
A diferencia de otros casos, que siguen un camino estructurado de alegatos y definiciones previas, este trío de apelaciones llegó a la Corte a través del expediente de emergencia, sin que el tribunal señalara con claridad cuál es la cuestión jurídica que se analizará: ¿la constitucionalidad del plan de Trump o la autoridad de los jueces federales para bloquearlo a nivel nacional?
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Más que ciudadanía: el poder de los jueces en juego
Oficialmente, la administración Trump solicita que se levanten o restrinjan tres medidas cautelares nacionales dictadas por jueces federales, quienes encontraron que la política violaba flagrantemente la cláusula de ciudadanía de la Decimocuarta Enmienda. Sin embargo, la Casa Blanca no pide que la Corte valide la legalidad de su política, sino que cuestiona la capacidad de los jueces para dictar fallos con alcance nacional.
Esta estrategia, según juristas, dificulta que el tribunal evite pronunciarse sobre el impacto inmediato de levantar estas medidas. Si las cautelares se anulan, Trump podría aplicar su política en amplias regiones del país, pese a que todos los tribunales que la han examinado la han declarado inconstitucional.
La discusión sobre los mandatos judiciales de alcance nacional no es nueva, pero ha cobrado fuerza durante el mandato de Trump, cuya agenda ha sido repetidamente bloqueada por este tipo de medidas: desde políticas migratorias hasta recortes en programas federales.
“¡Los mandatos judiciales nacionales ilegales de jueces de la izquierda radical podrían muy bien llevar a la destrucción de nuestro país!”, publicó el presidente en su red Truth Social en marzo. “Si el juez Roberts y la Corte Suprema de Estados Unidos no solucionan esta situación tóxica y sin precedentes INMEDIATAMENTE, nuestro país estará en serios problemas”.
Riesgo de un mosaico legal desigual
Para muchos críticos, limitar el alcance de los mandatos judiciales podría generar un caos legal. Una misma política podría aplicarse en algunos estados y estar bloqueada en otros, lo que afectaría directamente a las familias de niños nacidos en suelo estadounidense.
El fiscal general de Nueva Jersey, Matt Platkin, lo ejemplificó con un caso concreto: “Tenemos padres en el sur de Nueva Jersey cuyos hijos nacieron en Filadelfia. ¿De verdad esos niños no son estadounidenses porque sus padres fueron al hospital más cercano a su casa, que está en Pensilvania? Eso no tiene sentido. Es, francamente, absurdo”.
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Según Mukherjee, las consecuencias sociales serían enormes: “Las familias con recursos, las que están en mejor situación económica, podrían mudarse de estado para que sus hijos nazcan con ciudadanía estadounidense, mientras que otras familias se quedarían con hijos que literalmente serían apátridas”.
Un caso mal elegido para una decisión trascendental
Varios expertos, entre ellos Stephen Vladeck, profesor de derecho en la Universidad de Georgetown, cuestionan que la Corte use un caso tan cargado y polémico para sentar un precedente sobre los mandatos judiciales.
“Este es el tribunal normalizando la decisión de grandes cuestiones sobre solicitudes de emergencia”, dijo Vladeck. “Es mejor que lo hagan con argumentos y opiniones, pero sigue siendo malo que lo estén haciendo en primer lugar”.
La decisión de la Corte de programar esta audiencia fuera del calendario regular y sin aclarar el enfoque legal solo alimenta la incertidumbre. Mientras tanto, millones de familias, abogados y legisladores aguardan con tensión un fallo que podría redefinir no solo quién es ciudadano estadounidense, sino también hasta dónde llega el poder de un juez federal en Estados Unidos.