Y es que James Kingston no tiene límites. En esta ocasión el lugar elegido fue la emblemática torre francesa.
El arriesgado acto fue grabado con una cámara GoPro que llevaba junto a su cabeza.
Y es que James Kingston no tiene límites. En esta ocasión el lugar elegido fue la emblemática torre francesa.
El arriesgado acto fue grabado con una cámara GoPro que llevaba junto a su cabeza.