“Como un infierno”. Así describen los residentes del sector del Estadio, en Medellín, las jornadas en las que se disputan los partidos de alta convocatoria, especialmente los clásicos regionales. Para quienes viven y trabajan en los alrededores de la Unidad Deportiva Atanasio Girardot, estos encuentros no solo representan una fiesta deportiva, sino también horas de angustia, desorden y temor.
La situación, aseguran, se salió de control durante el partido disputado la noche de este martes entre Atlético Nacional e Independiente Medellín, correspondiente a la final de la Copa BetPlay. Desde tempranas horas, el ambiente comenzó a tornarse tenso, y con el paso del tiempo, los disturbios se intensificaron tanto dentro del estadio como en sus alrededores.
Según los habitantes de la zona, la cantidad de pólvora utilizada fue impresionante, generando elevados niveles de contaminación auditiva y ambiental, además de una sensación permanente de inseguridad. Las detonaciones, los estallidos y el humo se prolongaron durante varias horas, afectando a familias, adultos mayores, niños y mascotas que residen en este sector tradicional de la ciudad.
Los residentes también denunciaron que numerosos hinchas se movilizaban consumiendo licor, y que algunos de ellos portaban armas blancas, incluso machetes, lo que incrementó el miedo entre vecinos y comerciantes. “No se puede salir, no se puede trabajar ni descansar”, relató uno de los habitantes, quien aseguró que cada partido de este tipo convierte el entorno en un escenario dramático y difícil de manejar.
Pese a que para este encuentro se dispusieron tres anillos de seguridad y más de mil uniformados de la Policía, los ciudadanos consideran que las medidas fueron insuficientes para contener los desórdenes. “Esto es el pan de cada día”, afirmó otro residente, al señalar que los operativos no logran evitar los enfrentamientos ni garantizar la tranquilidad en una zona que es, ante todo, residencial.
Ante este panorama, residentes y comerciantes hicieron un llamado urgente a las autoridades para que se refuercen los controles, aumente la presencia de la Policía y la Undemo, y se adopten medidas efectivas que permitan recuperar la convivencia. Insisten en que la Unidad Deportiva Atanasio Girardot está rodeada de viviendas, por lo que se requieren acciones diferenciadas que protejan a quienes no participan de los eventos deportivos.
Los disturbios dejaron un saldo parcial de al menos 50 personas heridas, cifra confirmada por la Secretaría de Seguridad de Medellín, desde donde también se expresó un rechazo categórico a los hechos violentos ocurridos durante la final entre rojos y verdes.
El secretario de Seguridad, Manuel Villa, fue enfático al señalar que quienes protagonizaron los desmanes no pueden ser considerados hinchas, sino criminales, y que deben ser tratados como tales. Las autoridades calificaron la situación como compleja y delicada, debido a la magnitud de los enfrentamientos registrados tanto en las tribunas como en los alrededores del escenario deportivo.
Mientras tanto, los habitantes del sector Estadio reiteran su llamado para que el fútbol no vuelva a convertirse en sinónimo de miedo y caos, y para que se garantice el derecho a la tranquilidad de quienes viven en una de las zonas más impactadas por este tipo de eventos en Medellín.