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Dos niños de 12 años se han convertido en las personas más jóvenes en ser acusadas en relación con los disturbios que estallaron tras los asesinatos de Southport, Liverpool. Este caso ha puesto en el centro de la atención pública la participación de menores en actos de violencia y desorden, mientras el Reino Unido se enfrenta a una crisis de orden público que ha sacudido varias ciudades en las últimas semanas.
Uno de los niños, oriundo de Southport, ha sido acusado de desorden violento y deberá comparecer ante el Tribunal de Menores de Merseyside el próximo lunes. Este joven acusado se une a otro niño de 12 años que este lunes se declaró culpable de dos cargos de desorden violento en el Tribunal de Magistrados de Manchester.
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La fiscal Tess Kenyon, al presentar el caso en el tribunal, explicó que el niño formaba parte de un grupo que se reunió el 31 de julio frente a un hotel Holiday Inn en Manchester, que en ese momento estaba albergando a solicitantes de asilo. Kenyon detalló que durante los disturbios que estallaron en el centro de la ciudad el 3 de agosto, "el niño fue filmado por la policía pateando la ventana delantera de una tienda de cigarrillos electrónicos", una prueba contundente de su participación en los hechos.
La jueza de distrito Joanne Hirst, encargada del caso, no ocultó su preocupación por la magnitud de los actos cometidos. "El caso es muy grave", afirmó Hirst, destacando que es el primero que ha tenido que tratar con una persona "que estuvo presente en ambos incidentes" de desorden. La jueza continuó subrayando la seriedad del asunto al afirmar: "Está más involucrado en la violencia y el desorden que cualquier otro acusado que haya visto pasar por estos tribunales, adulto o niño". Estas declaraciones reflejan la inquietud del sistema judicial ante la creciente implicación de menores en actos de violencia.
Tras su declaración de culpabilidad, el niño fue enviado a un alojamiento proporcionado por la autoridad local, donde permanecerá bajo custodia hasta su sentencia, que se llevará a cabo en el Tribunal de Magistrados de Manchester el 2 de septiembre. Este caso, sin duda, servirá como un ejemplo de las graves consecuencias que enfrentan incluso los más jóvenes cuando se ven involucrados en actos de desorden y violencia.
En medio de esta situación caótica, el primer ministro, Sir Keir Starmer, tomó la decisión de cancelar sus vacaciones de verano para abordar la crisis en curso. Según informó Downing Street, el primer ministro abandonó sus planes de una pausa de verano en Europa para "asegurarse de que podemos responder al desorden" y porque "el trabajo no está hecho". Una portavoz del Número 10 declaró: "El Primer Ministro no está solo en esto. Hemos visto a muchas personas durante el fin de semana y durante los disturbios a las que se les cancelaron las licencias para garantizar que podamos responder a los disturbios".
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A pesar de una aparente desescalada de la violencia durante el fin de semana, la portavoz subrayó que el gobierno permanece en "alerta máxima" debido a los violentos disturbios que se han registrado en algunas partes del Reino Unido en las últimas semanas. Al ser cuestionada sobre la posibilidad de que los disturbios a gran escala hayan terminado, la portavoz de Downing Street fue cautelosa: "Celebramos que haya habido una desescalada este fin de semana. Pero ciertamente no nos quedamos tranquilos y permanecemos en alerta máxima".
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