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La inesperada ruptura tras casi veinte años de matrimonio entre Nicole Kidman y Keith Urban ha dejado boquiabiertos a muchos, no solo por el anuncio en sí, sino por un detalle que es poco conocido; un acuerdo prenupcial con una cláusula muy particular que podría otorgarle al cantante neozelandés más de 17 millones de dólares.
La cláusula millonaria detrás de la ruptura
Antes de casarse en 2006, la pareja firmó un contrato que estipulaba que Urban recibiría 900,000 dólares por cada año que durara el matrimonio. Pero ese pago venía con una condición estricta y es que, el artista debía mantenerse libre de drogas y alcohol. Esta cláusula, conocida en medios como la “Cocaine Clause”, cobra fuerza, dado que Keith ha sido abierto sobre sus problemas con las adicciones y su lucha por la sobriedad, siempre con el apoyo incondicional de Nicole.
En una entrevista de 2010 con Oprah Winfrey, Keith dijo cómo solo meses después de la boda, Nicole organizó una intervención para que él entrara en rehabilitación. “Ella tomó el control, reunió a todos y me dijo: ‘Es hora de enfrentar esto’. Sentí tanto amor en esa habitación que no tuve opción más que aceptar”, contó el músico en ese momento.
Esa decisión fue un punto de inflexión en su vida y en su relación. En 2024, durante la entrega del AFI Life Achievement Award, Urban confesó que su adicción casi destruye su matrimonio en sus primeros meses. “Cuatro meses después de casarnos, todo parecía derrumbarse. Pasé tres meses en rehabilitación sin saber si Nicole seguiría a mi lado. Pero ella eligió el amor, sin dudarlo”, expresó.
El impacto familiar y el futuro tras la separación
A lo largo de sus 19 años juntos, construyeron un patrimonio valorado en cerca de 282 millones de dólares, incluyendo lujosas propiedades en Estados Unidos, Australia y Europa.
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Ahora, con la separación, ese acuerdo prenupcial se vuelve indispensable. Keith podría recibir una cifra millonaria, siempre que demuestre haber cumplido la condición de mantenerse sobrio.
Pero más allá del dinero, la ruptura implica también desafíos familiares. Nicole y Keith son padres de dos hijas: Sunday Rose, de 17 años, y Faith Margaret, de 14. En los últimos meses, han vivido separados: él dejó la mansión en Nashville mientras está de gira, y ella ha permanecido con las niñas, incluso pagando un alquiler mensual de 87,000 dólares en Londres mientras filma la secuela de Practical Magic.
La última vez que se vieron en público juntos fue en la final del Mundial de Clubes en junio de 2025. Expertos en lenguaje corporal notaron una tensión entre ellos, como Nicole jugaba nerviosamente con su mano izquierda, y Keith evitaba mirarla a los ojos.
Según fuentes cercanas, la relación se debilitó aún más tras el fallecimiento de la madre de Nicole en septiembre de 2024. “Parece que cada uno tomó caminos diferentes”, confesó un allegado a la revista Woman’s Day.
Actualmente, ambos mantienen agendas muy apretadas. Keith sigue con su gira internacional, mientras Nicole combina su carrera actoral con su rol de madre, enfrentando un nuevo capítulo tras el fin de su matrimonio.
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