Bogotá vivió una de sus noches musicales más memorables cuandose tomó el estadio El Campín con un espectáculo que fue mucho más que un concierto. Entre sorpresas, invitados de alto calibre y casi seis horas de música en vivo, hubo un momento que quedó grabado en la memoria del público: la aparición de Jorge Barón y su icónica “patadita de la buena suerte”.
El gesto, cargado de simbolismo en la historia de la música colombiana, se convirtió en uno de los instantes más emotivos del show “Made in Colombia – Ciudad Primavera”, la primera gran presentación del artista paisa en este escenario capitalino.
Un regreso esperado y un homenaje a Bogotá
La presentación se llevó a cabo el sábado 13 de diciembre de 2025 y marcó el regreso oficial de J Balvin a los grandes escenarios de Bogotá. El propio cantante había anunciado el evento meses atrás a través de sus redes sociales, destacando el vínculo especial que lo une con la capital.
Para el artista, Bogotá representa un punto de quiebre en su carrera: una ciudad que creyó en su propuesta desde los inicios y que hoy recibe uno de los shows más ambiciosos de su trayectoria.
El Campín se transformó en un festival urbano
Desde horas tempranas, miles de fanáticos comenzaron a llegar al estadio con altas expectativas. La experiencia no decepcionó. El montaje mantuvo el nivel del concierto que Balvin ofreció en Medellín, donde reunió a decenas de miles de asistentes durante varias horas.
En Bogotá, la apuesta fue similar: una producción de gran formato, múltiples invitados y una sensación constante de estar viviendo un festival propio, al que muchos asistentes bautizaron como un verdadero “Festibalvin”.
La sorpresa antes del show: Balvin entre el público
Antes de que iniciara oficialmente el concierto, el ambiente ya estaba encendido. Una selección de clásicos del reguetón sonaba por los parlantes mientras el público ingresaba a la gramilla.
En medio de esa espera ocurrió una de las primeras sorpresas de la noche: J Balvin caminó entre los asistentes disfrazado de Spider-Man, saludando y compartiendo con ellos sin ser reconocido. Solo al llegar al escenario se quitó la máscara, desatando la euforia de quienes estuvieron a pocos metros del artista sin saberlo.
Un espectáculo 360° cargado de energía
El show arrancó puntualmente a las 8:00 p. m. con la canción Blanco, tema que incluye la frase “Made in Medellín”, un mensaje que Balvin ha convertido en sello de esta etapa de su carrera.
El escenario en formato 360°, acompañado de grandes pantallas, permitió que el público tuviera una visión cercana desde cualquier punto del estadio. A esto se sumó un despliegue constante de bailarines, efectos visuales y pirotecnia que acompañaron cada bloque del concierto.
Jorge Barón, el invitado que hizo historia
Uno de los momentos más aplaudidos de la noche llegó poco después del inicio del show, cuando J Balvin invitó al escenario a Jorge Barón, histórico presentador de El Show de las Estrellas.
Barón recordó los primeros pasos del artista paisa en la televisión musical y el camino recorrido desde aquellas presentaciones iniciales hasta llenar estadios. El público respondió con una ovación que confirmó el respeto y cariño hacia una de las figuras más importantes del entretenimiento en Colombia.
El instante quedó sellado cuando el presentador le dio a Balvin su tradicional “patadita de la buena suerte”, un gesto que simboliza respaldo, augurio positivo y reconocimiento a la carrera del artista.
La “patadita de la buena suerte” tiene raíces en la televisión musical latinoamericana. El ritual fue inspirado en una tradición del presentador mexicano Raúl Velasco y adaptado por Jorge Barón en Colombia.
En el país, el gesto se popularizó tras ser realizado por primera vez a la cantante Marbelle en Girardot, como una forma de ayudarla a superar los nervios antes de salir al escenario. Con el tiempo, se convirtió en un símbolo de impulso y confianza para los artistas nacionales.
Ante críticas mediáticas, Barón decidió modificar el gesto en el caso de las mujeres, reemplazándolo por un beso, aunque el significado simbólico se mantuvo intacto.