Durante el primer semestre de 2025, el salario mínimo real creció en la mayoría de los países de América Latina. Según datos de la OIT, 11 de las 17 economías analizadas registraron aumentos en el poder de compra del salario base, que oscilaron entre 2% y 8%. Solo en dos países disminuyó y en cuatro se mantuvo estable.
Este crecimiento se da en un contexto de recuperación económica pospandemia y estabilidad macroeconómica frágil, aunque los riesgos globales siguen siendo un factor a considerar.
Evolución reciente del salario mínimo (2024-2025)

Entre el primer semestre de 2024 y el mismo periodo de 2025, los mayores aumentos en el salario mínimo real se registraron en Perú y México. Comparado con 2012, la mayoría de los países mantiene un salario mínimo real más alto, mientras que Argentina ha experimentado una disminución y Paraguay no ha tenido cambios significativos.
Crecimiento a largo plazo del salario mínimo (2012-2025)
El análisis de la OIT permite identificar cuatro grupos de países según cómo ha crecido el salario mínimo real desde 2012:
- México encabeza la lista con un aumento del 160%, impulsado por políticas de fortalecimiento del salario mínimo desde 2018.
- Países con incrementos mayores al 35% incluyen Bolivia, Chile, El Salvador, Nicaragua y República Dominicana.
- Los países con aumentos entre 10% y 35% son Brasil, Colombia, Costa Rica, Ecuador, Panamá y Uruguay.
- Finalmente, los países con incrementos inferiores al 10% son Guatemala, Honduras, Paraguay y Perú, mientras que Argentina muestra una tendencia decreciente.
Salarios medios y la informalidad laboral

Los salarios medios por hora también muestran avances, con aumentos en siete de los nueve países analizados en el último año. Entre 2012 y 2025, los incrementos fueron de 6% a 30%, destacando Colombia, México y República Dominicana. Argentina fue el único país con una reducción sostenida del poder adquisitivo.
A pesar de estos avances, la informalidad laboral sigue afectando a casi la mitad de los trabajadores de la región, con un promedio del 47%. Las tasas más bajas se observan en Uruguay y Chile (menos del 30%) y las más altas en Bolivia y Perú (más del 70%). La OIT señala que impulsar la formalización y diversificar la producción es clave para un mercado laboral más estable.