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El caso Álvaro Uribe [editorial de Luis Carlos Vélez]

Esta mañana nos despertamos con un fuerte comunicado del partido Centro Democrático sobre el expresidente Álvaro Uribe…

Publicado:
Actualizado:
Lunes, Agosto 3, 2020 - 10:36

Editorial de Luis Carlos Vélez

Transcripción literal del mensaje al aire

Esta mañana nos despertamos con un fuerte comunicado del partido Centro Democrático sobre el expresidente Álvaro Uribe. La misiva hace referencia al caso que se está desarrollando sobre Diego Cadena y que tiene repercusiones en el propio exmandatario.

La ‘pepa’ del comunicado está en la última frase que dice: “una decisión contra la honra de Álvaro Uribe Vélez sin la solidez absoluta de un acerbo probatorio e incontrovertible nos empujaría hacia una inédita paradoja de la historia. Los delincuentes que arrasaron la paz nacional y llenaron de lágrimas nuestros hogares están ahora sentados en el Congreso y el hombre que rescató la Nación y sacó a Colombia de la oscuridad pagando un precio insólito por vencerlos”.

[AUDIO] El caso Álvaro Uribe, editorial de Luis Carlos Vélez

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Lo que conocemos hasta ahora del caso del expresidente Álvaro Uribe Vélez y de Diego Cadena es parcial. Y el ejercicio más honesto para hacernos como ciudadanos, como periodistas y como miembros de la sociedad es qué sabemos hasta ahora.

La realidad es que múltiples escritos en medios de comunicación de diferentes perfiles solo muestran una parte de la historia que es el de las acusaciones y las pruebas en contra del exmandatario.

Hasta ahora, muy pocos han sido los medios de comunicación –tal vez La FM el único– que han mostrado parte de las pruebas de la defensa. Cuando lo hicimos, también hicimos una aclaración que es importante resaltar hoy y que ha sido ausente en la manera en que los medios de comunicación presentan esto: estas son lecturas parciales frente a lo que se dice ocurrió. 

Cuando hay un juicio, hay pruebas a favor y pruebas en contra, pero en Colombia lo que hemos conocido mayoritariamente hasta hoy son las pruebas que incriminarían al exmandatario. 

¿Por qué? Porque tienen cierta intencionalidad política. ¿Por qué? Porque cada vez que sale una prueba en contra del exmandatario las redes sociales explotan y aquellos que están en contra del Centro Democrático, o en contra del expresidente o en contra del Gobierno –porque todo esto lo empaquetan– aplauden, celebran y hacen la hoguera con Álvaro Uribe.

Todo esto tiene en realidad una intencionalidad política al mostrar una parte del cuento y no su totalidad, algo que resulta ser desafortunado porque ya entramos en la época del juicio y nadie ha hecho la tarea completa de mostrar unas pruebas a favor y en contra para tratar de encontrar un cierto tipo de balance en el acerbo probatorio o por lo menos evitar una selección.

Hay que salirse del ejercicio legal, algo que corresponde únicamente a las autoridades porque el ejercicio ante la opinión pública ha sido mal hecho y sesgado para favorecer única y exclusivamente a la oposición o a aquellos que son enemigos del exmandatario.

Este editorial no es un editorial judicial o sobre el acerbo probatorio, es simplemente una observación hacia los generosos oyentes para que entiendan que lo que se conoce ante la opinión pública es solamente parte del expediente. Al ser una parte, que hace tanto ruido ante la opinión, es inevitable pensar que los jueces y magistrados que se van a enfrentar a esto reconocen que la opinión pública es de un lado, pero no lo está porque la hayan llevado de manera coherente o porque la hayan llevado con todos los argumentos sino que la han llevado con una selección de momentos y pruebas.

Hay mucho en juego políticamente. Tienen que actuar en ley y no para satisfacer a las supuestas mayorías que se hacen sentir en redes sociales y medios de comunicación. Tienen que actuar en ley porque América Latina se ha convertido en un escenario donde ‘comer’ expresidente es la norma, donde las venganzas políticas son la práctica más común y donde la polarización hacen parte del día a día.

En Colombia, está en juego la estabilidad nacional porque esto no se puede abstraer de una única realidad y es que en el país –antes de Álvaro Uribe Vélez– vivíamos con la desazón del narcotráfico y el terrorismo… en las bombas de las Farc, en los secuestros masivos y en las pescas milagrosas.

Después de Álvaro Uribe la situación es muy diferente, gústele a quien le guste y convéngale a quien le convenga. La historia reciente del país la rompió Álvaro Uribe. Luego de él han pasado diferentes cosas: desde procesos de paz con los paramilitares hasta proceso de paz con las Farc. El resultado de todo esto no puede ser una involución o que terminemos después de 20 años en que aquellos que nos hicieron mal durante más de 50 años de guerra terminen aplaudiendo en las sillas del Congreso sin haber pasado ni un solo día en la cárcel y que estos mismos personajes con sus áulicos en diferentes instancias –incluidos los medios de comunicación– terminen alimentando una hoguera de odio que haya volteado lo que todos conocemos y que pasemos a convertirnos en un país donde lo oscuro y las malas prácticas son las que primen frente a la búsqueda del imperio natural de la ley.

Aunque sé que esto me va a costar trinos, amenazas y burlas de los mismos de siempre, es algo que me tiene sin cuidado. Colombia no puede ser el contrario de lo que debería ser. Si hay muchos que les encanta Cuba y Venezuela, o si prefieren que las Farc sean las que manejen Colombia pues váyanse a esos países. Colombia no puede estar en esa lista de países metidos en esto. 

Señores magistrados, ustedes que deben estar actuando bajo la ley y no bajo el aplauso de aquellos que hoy los utilizan para tener un resultado político. Tienen hoy la responsabilidad del nuevo capítulo que se viene para el país. Este no puede ser un país con perdón y olvido solamente los narcotraficantes, guerrilleros y terroristas de las Farc. Las cosas no pueden quedar, contrario de cómo deberían ser.

Además, este es un momento para que la mayoría silenciosa haga fila y mueva la barrera. Usted, señor, señora y joven que es parte del 61 % que no participa de la política activamente es culpable de esto también porque dejó que los polos y extremos –incluido el de la extrema derecha que es tan perversa como la extrema izquierda– tomara el control del desarrollo político y la conversación nacional.  

Fuente:
Editorial de Luis Carlos Vélez