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Desde el momento en que se presentó el asesinato de la pequeña Emely Suleiny Rivera Barrero, de 11 años, las autoridades iniciaron el proceso de investigación, que hoy tiene en la cárcel, a Luis Javier Ruiz Díaz, señalado de ser el presunto responsable de la muerte de la menor.
La víctima desapareció desde el pasado 14 de mayo y la habrían visto por última vez con Ruiz Díaz.
Al día siguiente de su desaparición, Emely Suleiny apareció desmembrada, dentro de un costal, en el barrio Asomasol, del municipio de Santander de Quilichao, en el Cauca.
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La Fiscalía indicó que “miembros del CTI y de la Sijin de la Policía Nacional adelantaron diferentes actividades investigativas y labores técnico - científicas al cuerpo de la menor, así como a dos inmuebles donde se aplicaron luces forenses, recolección de ADN y recuperación de tejidos blandos”.
Entre las pruebas materiales, se logró la recuperación de la sim card del teléfono celular de la víctima.
ICBF acompaña a la familia
La directora del Instituto Colombiano del Bienestar Familiar, Juliana Pungiluppi, junto a otros funcionarios del ICBF visitó a la familia de Emely Rivera.
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Pungiluppi afirmó que desde que se conoció la desaparición de la menor brindan acompañamiento a sus familiares dentro de quienes se encuentra su hermana, también menor, de cuatro años de edad.
"Desde que nos enteramos del caso un equipo de Defensoría de Familia ha estado brindado acompañamiento psicosocial no solo a Mercy (madre de la menor), sino también a su hermanita", dijo Pungiluppi.
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"Me pidió que le transmitiera ese mensaje al presidente Duque. Yo le recordaba como hace menos de un mes vimos que para el caso de Génesis Rúa, la pequeña asesinada en Fundación (Magdalena) la pena para su asesino fue de más de 52 años", relató la directora del ICBF.
Finalmente, la directora de esa institución hizo un llamado a las familias colombianas para que sean entornos protectores de la niñez y mostró su preocupación por la responsabilidad de familiares y allegados de menores en casos de violencia contra ellos.
"Más del 50% de los victimarios de los crímenes contra nuestros niños son personas conocidas, por lo tanto debemos estar muy vigilantes de nuestros entornos", finalizó Pungiluppi.
Había sido reportada como desaparecida
La niña, estudiante del colegio La Milagrosa, había sido reportada como desaparecida desde la tarde del 14 de mayo, cuando no regresó a su casa ubicada en el barrio Somasol, municipio de Santander de Quilichao.
El cuerpo de la pequeña fue encontrado al día siguiente desmembrado y dentro de un costal abandonado en una huerta, cerca de la vivienda donde residía con su familia.
Un primo de la pequeña fue señalado por la comunidad como responsable del hecho, por lo que una multitud enardecida trató de lincharlo.
La situación provocó un enfrentamiento entre la comunidad y la fuerza pública, quien tuvo que utilizar gases lacrimógenos para controlar a los ciudadanos que querían hacer justicia por su cuenta.
Según el dictamen del Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses, la menor murió por sofocamiento, es decir, por la presencia de algo que le impedía respirar.
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