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Las "drogas auditivas" ya están siendo usadas por los jóvenes en Bogotá

Los jóvenes en Bogotá ya están usando una serie de sonidos para experimentar efectos similares a los que producen las drogas sintéticas.

Actualizado:
Viernes, Enero 26, 2018 - 09:53
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Ingimage (Referencia).

Muchos de estos audios son comercializados a través de sitios web que prometen recrear diferentes efectos en el cuerpo, y su costo puede variar entre un 1 y 5 dólares, aunque también se pueden encontrar en versiones gratuitas.

Jeison Palacios, director del programa de Psicología de la Universidad Manuela Beltrán quien ha analizado este fenómeno, asegura que este es recurrente en cerca del 30% de los jóvenes de Bogotá a quienes les produce cambios en su comportamiento cuando las usan.

"En algunas fiestas de aquí de Bogotá hay dj´s que usan estos sonidos en las fiestas logrando que todas las personas que estén allí se comporten como si estuvieran bajo el efecto de estas drogas sintéticas, se comporten como si las consumieran. Esto qué quiere decir? que sí tiene un efecto en el cerebro, por alguna razón cobran por ellas", dijo Palacios.

Según el experto en el tema "no es necesario que haya una prueba científica para llamarlas 'drogas'" porque es evidente que los sonidos sí logran unos cambios importantes en el cerebro producidos por una onda binaural.

"Por técnicas como el neurofeed back y registros fisiológicos observábamos ciertos cambios de las personas a ser expuestas a este tipo de piezas auditivas. Inclusive en una investigación en redes sociales, las personas reportaban mareos, alucinaciones y estados de adormecimiento muy parecidos a los de estas drogas".

Laura, quien no quiso revelar su apellido, es una consumidora de estas drogas conocidas como auditivas. A través de la descripción de lo que logran estos sonidos en su cuerpo, se puede evidenciar un efecto similar a cuando estas con consumidas.

"A uno le cambia la cara, si parece como si uno estuviera trabado, literal. Si uno ve a la persona se le nota que está llevado y a mi me tranquiliza demasiado, me siento como si estuviera en otro mundo donde pudiera ser yo. Uno se siente elevado, como que vuela", contó Laura.

Pese a mostrar esta investigación al Ministerio de las Tecnologías y al Ministerio de Salud, este tipo de práctica no ha podido ser catalogada como una droga ya que no se trata de una sustancia que entra en el cuerpo como las drogas sintéticas.

"Es un método de venta libre, sin ningún tipo de control y que se está pasando por alto pero tiene un alto riesgo para los jóvenes por los cambios que produce en su cuerpo y por ende en su comportamiento", dijo Jeison.

El riesgo alertado por el investigador es porque logra incitar al cuerpo, siendo este el primer paso para generar una adicción al consumo de drogas alucinógenas.