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Habitantes de calle embarazadas, invisibles para el sistema

Aunque el Gobierno Nacional publicó en julio de 2013 una ley que protege a los habitantes de calle, hasta el momento sus lineamientos no se han cumplido. Una parte de esta población vulnerada son las gestantes, sobre cuales no hay estadísticas consolidadas.

Actualizado:
Lunes, Marzo 27, 2017 - 16:25
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Fotos de LA FM

El trabajo periodístico de la Unidad Investigativa de LA F.m. evidenció que las gestantes que viven en las calles no existen en las cifras de los sistemas del país. Es casi imposible encontrar datos sobre embarazos, controles prenatales, partos y neonatos. Se solicitó información al Ministerio de Salud, a la Secretarías de Salud y de Integración social de Bogotá.

Escuche aquí la versión radial de la investigación:

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En las entidades se sorprendieron ante el requerimiento y aseguraron que es la primera vez que les piden este registro, por lo cual confesaron no tenerlo actualizado.

En una sentencia de febrero de 2015, la Corte Constitucional exhortó “al Ministerio de Salud y a las demás autoridades responsables de la implementación y desarrollo de la Ley 1641 de 2013, para que culminen a la mayor brevedad posible el proceso de socialización y formulación de la política pública para los habitantes de la calle. La Procuraduría General de la Nación tendrá que velar porque las entidades responsables cumplan con sus metas y cronogramas de operación”.

En Bogotá vive el mayor número de habitantes de calle del país. La cifra más reciente se conoció hace 5 años. Según el censo realizado por el distrito en 2011. Se estima que el 1.6% de la población bogotana vive en las calles, lo que equivale a cerca de 130 mil personas. De estas, el 11% son mujeres, de las cuales la mayoría está en edad reproductiva. Aunque la Ley 1641 de 2013 ordenó realizar un censo sobre habitabilidad de calle, el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (Dane), solo lo hará cuando se efectué el Censo General de Población, que inicia a finales de 2016.

"En la capital de país durante el primer trimestre de este año fueron retiradas 5.000 personas entre médicos, enfermeras y otros trabajadores que formaban parte del programa territorios saludables, el cual tenía como misión prestar atención primaria en salud a poblaciones vulnerables, entre ellas los habitantes de calle", según Oscar Duzán, directivo de la Asociación de Trabajadores Independientes. La administración del alcalde de Bogotá, Enrique Peñalosa, argumenta estos despidos en que 3.000 de ellos estaban contratados para distribuir periódicos. Sobre los 2.000 restantes no hay pronunciamiento.

El centro de salud que atiende el mayor número de habitantes de calle en la ciudad es el hospital Centro Oriente, el cual cubre las localidades de Santa Fe, Mártires y Candelaria. La saliente gerente de la entidad, María Elizabeth Beltrán, indicó que fueron despedidas por orden de la alcaldía a 136 personas que formaban parte de Territorios Saludables y que habían lograron en 4 años ubicar a 45 mujeres que vivían en las calles y estaban embarazadas. Reduciendo así los índices de morbilidad y mortalidad materno infantil.

Las entidades del Distrito aseguraron que en el momento que se realizó este trabajo de investigación no tenían identificadas a gestantes habitantes de calle. Por lo que LA F.m. se dio a la tarea de salir y ubicar algunos casos. Solo en una semana se encontraron las siguientes tres historias:

Entre el vicio y el amor de madre

Con 35 años y luego de vivir 20 en la olla de 'Cinco Huecos', centro de Bogotá, Alicia cree tener cuatro meses de embarazo. Calcula que esa fue la fecha de su última regla e inicio de las nauseas, pero nunca se ha realizado un control prenatal, no conoce qué es una ecografía. Solo sabe que cuando le empezó a crecer el estomago, fue consciente que estaba gestando una nueva vida y desde ahí empezó a tomar medidas.

“Yo ya no me tomo las 10 medias de guaro, ahora le bajé a unas dos o tres al día. Cambié la bichas de bazuco por la marihuana, que es natural (…) desayuno almuerzo y como, así sean sobrados, pero mi hija tiene que nacer fuerte”. Dice en medio de risas y con temblor en sus manos. Ir a un hospital le genera pánico, piensa que le pueden quitar a su bebé. Preferiría que una de esas enfermeras que hasta hace unos meses visitaban la cuadra estuviera pendiente de su embarazo.

Escuche aquí a Alicia:

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Desnutrición alimenta el remordimiento de una madre

LA F.m. conoció del embarazo avanzado de Viviana, un par de días antes de su parto. Un policía recibió a su tercer hijo hace tres semanas en un 'paga diario' del centro de Bogotá.

Justin Andrés, tenía sólo 34 semanas de gestación, fue trasladado de inmediato a la unidad de cuidados intensivos del Hospital Materno, donde continúa en una incubadora hasta que alcance 2.500 gramos, el peso con el que debió nacer. Cuando esta madre ve a su hijo, dice con remordimiento “me siento culpable por no haberme alimentado bien y por consumir embarazada”.

A Viviana, un equipo interdisciplinario del programa Territorios Saludables del Distrito, le había sabido entrar y le hacían en su lugar de residencia el control prenatal. Sin embargo, el recorte que hizo la nueva administración del alcalde Peñalosa la dejó en manos de otros profesionales, que según ella, desde la primera cita no supieron ganarse su confianza: “cómo me van a decir que yo no nací para ser madre!. Me juzgaron porque mi hija mayor la tiene una tía”. La atormenta imaginar que el ICBF no le permitirá tener a su hijo con ella y asegura con vehemencia “yo no voy a tener hijos para regalarlos”.

Escuche aquí a Viviana:

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Una intervención a tiempo

Heidy a los 8 años se inició en las drogas, un abuso sexual a los 10 la sumergió aún más en la adicción. “me fui a las calles y me vendía por el consumo”. Cuando cumplió los quince quedó embarazada de un hombre que la doblaba en edad, y quien la mantenía encerrada en una habitación. Por las rejas de la edificación ubicada en el centro de Bogotá, una enfermera del programa distrital Territorios Saludables, acompañada de un médico y otros especialistas la contactaban para realizarle control prenatal y ayudarle a que su bebé naciera en mejores condiciones.

Escuche aquí a Heidy:

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“Cuando el doctor me dijo que yo estaba desnutrida y que el bebé que venía en camino también, me puse a llorar porque me dio angustia, no sabía qué hacer. Desde ese momento seguí todas las indicaciones que me daban los doctores. La enfermera me llevaba almuerzo y me lo pasaba por las rejas. Cuando mi hija nació el primero de octubre de 2014 estaba sana, pesó 3.400 gramos y midió 52 centímetros”, recuerda entre lagrimas la joven madre. Heidy aún es menor de edad y está fugada del ICBF, no quiere volver a ningún centro de desintoxicación, asegura no estar consumiendo y querer recuperar a su niña que permanece en un hogar de Bienestar Familiar y a quien no ve desde hace 4 meses.

Panorama clínico

Al Estado un hijo prematuro de habitante de calle le cuenta desde el parto y mínimo un mes de hospitalización alrededor de 25 millones de pesos. "Al hospital Materno del centro llegan por mes, aproximadamente, 12 mujeres habitantes de calle, en su mayoría cuando ya van a dar a luz", según Carmen Beatriz Caicedo, coordinadora de pediatría del hospital.

Allí las atienden sin importar que sean indocumentadas o que no estén afiliadas al sistema de salud. Los ginecólogos refieren que por lo general estas mujeres llegan con enfermedades de transmisión sexual y en estado de desnutrición, por lo tanto los bebés nacen prematuros, con predisposición a enfermedades congénitas y problemas de talla y peso.

Lactancia, sífilis y drogas

La pediatra Ximena Garavito explica que la leche que produce la madre de un prematuro no alcanza el poder inmunológico que requiere un recién nacido, por lo que es necesario suministrarles leche de fórmula o adicionar fortificadores a la leche materna. Se calcula que los bebés que nacen antes de tiempo tardan dos años en recuperar su peso.

Reinaldo Niño, es ginecólogo de la Universidad Nacional y lleva 20 años atendiendo partos de mujeres habitantes de calle; él asegura que un alto porcentaje de ellas tienen sífilis, lo cual no les impide amamantar a sus hijos, salvo que tengan llagas en sus pechos. Para lo que recomienda extraerla con un saca leche que no haga contacto con la úlcera.

La única contraindicación que tienen las mujeres que están lactando para no darles el alimento a sus niños es que tengan VIH. Otra restricción relativa es que consuman medicamentos para trastornos psiquiátrico o que se encuentren bajo el efecto de sustancias psicoactivas. Para este último caso, el síndrome de abstinencia del bebé es el que los delata.

Un lactante con síndrome de abstinencia se vuelve hipertenso, taquicárdico, severamente irritable, y en el caso de los prematuros no tolera el aporte enteral (nutrición suministrado por sonda). Para tratarlos es necesario suministrarles dosis bajas de morfina o fenobarbital, si el bebé tiene riesgos neurológicos.

Consecuencias a futuro

El doctor Niño señaló que los bebés que tuvieron restricción en el crecimiento uterino presentarán a los ocho años un coeficiente intelectual inferior al de otros menores, según estudios realizados por especialistas. Indica además que la expectativa de vida está cercana a los 40 y 45 años de edad, debido a las lesiones cardiacas que se pudieron presentar durante la corta gestación.

Estos niños tienen tendencia a que durante la adolescencia padezcan de obesidad, pues su cuerpo va a querer suplir las falencias alimenticias que acarreó durante la primera infancia, excediendo así los componentes que realmente requieren.

La gran mayoría de hijos de madres habitantes de calle crecen sin arraigo familiar, pues son llevados al Instituto Colombiano de Bienestar Familiar, donde les restablecen sus derechos y los dejan en lista de adopción en caso tal que un familiar cercano a la madre no se puede hacer cargo de él.

Planificación y esterilización

Luego de algunos sondeos realizados durante la investigación, varios especialistas y personas en general opinaron que la solución para evitar embarazos en mujeres que viven en las calles es la cirugía de pomeroy, conocida como ligadura de trompas. Sin embargo, al consultarle a las habitantes de calles manifestaron unánimemente que no quieren renunciar a su derecho de ser madres.

El libre derecho a su desarrollo sexual y reproductivo es respaldado por la Corte Constitucional al señalar que “como regla general una mujer mayor de edad en pleno uso de sus facultades, si tiene hijo o no, si tiene pareja o no, puede dar su consentimiento válidamente para la realización de esta cirugía”. El ginecólogo Reinaldo Niño explica las excepciones de la ley.

Escuche aquí al ginecólogo Reinaldo Niño:

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Aunque la política en salud pública le brinda a esta población métodos de planificación con anticonceptivos inyectables o implantes hormonales. La falta de un seguimiento a las pacientes deriva en embarazos no deseados por parte de estas mujeres.

Administraciones defienden su postura; Concejo de Bogotá cita a debate

La concejal Gloria Stella Díaz y Edward Arias citarán a debate de control político sobre el tema:

Aquí sus declaraciones:

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Luis Gonzalo Morales, secretario de Salud de Bogotá: habitantes de calle son considerados de protección especial:

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Entre tanto, el exalcalde mayor de Bogotá Gustavo Petro dijo que durante su mandato la mortalidad perinatal disminuyó de 3.843 casos a 1343; “con el programa ‘territorios saludables' dejaron de morir 2500 niños al año (…) es un capital humano enorme el que se salva como para tirar este programa a la basura”.