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General Ramiro Castrillón, director de la Policía de Tránsito, envía emotiva carta a motociclistas

El uniformado busca crear conciencia sobre los accidentes de tránsito.

Publicado:
Actualizado:
Martes, Enero 31, 2017 - 03:37
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Tomada de Twitter: @Grlcastrillon

El director de la Policía de Tránsito y Transporte, general Ramiro Castrillón, adelanta una campaña para concientizar a los motociclistas del país en el cumplimiento de las normas de tránsito.

El alto oficial les envió una emotiva carta en la que comparte un accidente que tuvo hace 28 años, durante una misión policial en las calles de Bogotá.

Relató que hace 28 años, cuando estaba en servicio activo, "trabajando en vigilancia tuve un accidente a raíz de un requerimiento de un ciudadano que estaba siendo objeto de un delito. Una persona que no respetó el semáforo impactó la moto en la que veníamos y resultamos lesionados tanto el conductor como yo, en mi caso tuve una fractura de tibia y peroné, pero en otros casos los motocilistas pueden hasta perder la vida".

Según el general Castrillón, mediante la misiva, "hicimos un 'recorderis' para llamar la atención de los motociclistas para que tomen conciencia sobre los accidentes, sobre todo quienes son parrilleros que se convierten muchas veces en el bomper y sufren las consecuencias".

El alto oficial reportó que durante el 2016, 3.389 motociclistas perdieron la vida en accidentes de tránsito. Así mismo, más de 28.900 conductores de moto sufrieron accidentes y quedaron con lesiones.

Reportó además que se presentaron 37 mil accidentes de tránsito, en los que 6.488 personas perdieron la vida.

El general Castrillón les pidió a los motociclistas "que usen el casco y cumplan con las normas de tránsito".

Reveló además que el año pasado, las autoridades intervinieron cuatro escuelas de enseñanza y capturaron a 78 personas, incluyendo a médicos y tramitadores que adelantaban esta labor de manera irregular.

-Esta es la carta del General Castrillón-

Carta abierta a los motociclistas

Amigo motociclista, quienes hemos tenido la oportunidad de movilizarnos en una motocicleta, sabemos de sobra que nos encontramos de manera permanente en un estado de riesgo elevado. El diseño de estos vehículos propicia una mayor versatilidad, pero hace que nuestro cuerpo sea el chasis de la moto, con las graves implicaciones físicas que esto conlleva.

Hace 28 años, cuando me desempeñaba como oficial de vigilancia en Bogotá, tuve un accidente en motocicleta mientras acudíamos al llamado de un ciudadano en apuros, mi compañero de patrulla y el suscrito, fuimos arrollados por un vehículo cuyo conductor no respetó una señal de pare. Ese día fui testigo de excepción del inmenso drama que implica accidentarse. Por cosas del destino o la gracia de Dios, solamente me fracturé la tibia y el peroné, no obstante, debo confesar, el dolor era generalizado y el miedo de quedar con secuelas permanentes invadió mis pensamientos.

Hoy que tengo la oportunidad de ser Director de Tránsito y Transporte de la Policía Nacional, he aprendido a ver con otros ojos el fenómeno de la accidentalidad en motocicletas. Me he dado cuenta que el cilindraje de la moto influye mucho en la manera de conducir, se constituye en una verdadera lucha mantener el equilibrio entre la potencia de la moto y la prudencia que debe acompañar su conducción.

He visto cómo el afán de llegar pronto a un destino termina por alimentar la imprudencia y vestir de peligro cualquier acto humano. El año pasado murieron en Colombia 3.389 motociclistas, cada una de estas muertes afectó de manera directa a una familia en términos afectivos, sociales y económicos.

Si cada motociclista pudiese dar una mirada al futuro para percatarse del inmenso daño que podría ocasionar a los seres más amados, estoy seguro que la prudencia y el respeto por las normas de tránsito serían el único camino. Nosotros como Policías de tránsito, atendemos de manera integral un siniestro vial, eso implica conocer el inmenso sufrimiento que acompaña a un núcleo familiar cuando uno de sus integrantes muere en un accidente.

Al fin y al cabo, una persona que fallece, no alcanza a dimensionar el profundo dolor que embarga a su familia y el sentimiento de orfandad eterno que produce su partida.

Una realidad similar vivieron el año anterior 28.955 colombianos, quienes resultaron heridos en un accidente de tránsito mientras se desplazaban en moto. Por experiencia propia les digo que la recuperación es un tedioso proceso que nos enfrenta a la fragilidad de nuestra condición de humanos.

He visto motociclistas que no usan casco, desconociendo que el riesgo de lesiones graves o de muerte aumenta un 152 %; mientras que otros no lo usan bien, creyendo de manera cándida que su “picardía” les evita un comparendo.

Ellos no saben que la ley puede aceptar interpretaciones y excusas, pero la muerte no. Se ha vuelto común que con maromas dignas de un espectáculo circense, algunos motociclistas ubican y utilizan su celular en la parte interna del casco, dejando de percibir el 50 % de las señales de tránsito en su entorno, imperdonable error.

Así las cosas, debemos asumir de manera colectiva compromisos con la seguridad vial que nos permitan reducir de manera urgente el número de personas fallecidas o lesionadas en accidentes de tránsito.

Ernest Hemingway nos decía que: “el hombre que ha empezado a vivir seriamente por dentro, empieza a vivir más sencillamente por fuera”. Con esa misma lógica, quiero invitar a los motociclistas colombianos a que ganemos juntos la batalla contra el infortunio, asumamos de manera personal el compromiso de movilizarnos responsablemente, respetando siempre las normas de tránsito, conduciendo a la defensiva, manteniendo en óptimas condiciones la motocicleta y usando de manera correcta el casco de protección.

No podemos seguir anticipando la partida de este mundo de personas valiosas y amadas por sus seres queridos, piezas fundamentales de una sociedad que cada día valora más la vida, la tranquilidad y la paz.

Brigadier General RAMIRO CASTRILLÓN LARA Director de Tránsito y Transporte de la Policía Nacional