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¿Sabe cada cuánto debe llevar su mascota al veterinario?

En la clínica veterinaria de la Universidad de La Salle se reciben 6.000 pacientes anualmente. Lo recomendable es que cada seis meses lleve a su mascota a un chequeo médico preventivo.

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Actualizado:
Jueves, Diciembre 29, 2016 - 14:25
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Suministrada a LA FM

Una encuesta de Fenalco reveló que en Colombia, seis de cada 10 familias cuentan con alguna mascota en su casa, siendo los perros los animales preferidos, seguidos por los gatos aunque también hay otros tipos de mascotas en menor cantidad.

Esa cifra, por supuesto, demuestra el gran número de animales que existen en el país lo que ha aumentado las visitas a las clínicas veterinarias y también el comercio con todo tipo de artículos relacionados para el bienestar animal.

Pero muchos propietarios adquieren una mascota sin conocer a fondo las responsabilidades que se deben tener para el mantenimiento adecuado de un animal, que finalmente es otro ser vivo. Por esa razón es importante tener en cuenta las recomendaciones médicas cuando adquiera un perro o gato.

En la Clínica veterinaria de la Universidad de La Salle se recibe, en promedio, la visita de 6.000 pacientes anualmente. Esto quiere decir que al día se presentan 17 casos que son atendidos por los médicos de planta, especialistas y varios estudiantes que hacen sus prácticas en este lugar.

“En términos generales un 10% de pacientes van a la clínica por prevención, para procesos de vacunación o chequeos generales. El otro 90% es llevado cuando la mascota tiene algún síntoma de enfermedad”, cuenta el doctor César Cabrejo, director (e) de la clínica veterinaria que está ubicada al norte de Bogotá.

Precisamente Cabrejo, sorprende por su juventud. Tiene 35 años, nació en Bucaramanga, se crió en Barrancabermeja, aterrizó en Bogotá para estudiar veterinaria en la Universidad Nacional, pero se aburrió en la capital del país y se fue a España en donde hizo una maestría relacionada con su profesión. El director (e) de la clínica de La Salle es el reflejo de que la juventud no es impedimento para tener grandes conocimientos profesionales. Adicionalmente a sus responsabilidades actuales es el coordinador médico de la clínica.

"Después de volver de España me enteré de una convocatoria en la universidad de La Salle para aplicar como médico interno de medio tiempo y seguí todo el proceso. Así entré. Después pasé a ser médico de tiempo, cuenta el veterinario.

El funcionamiento de la clínica

Tiene un espacio para internar 40 animales a la vez, dos quirófanos, sala de rayos X y un laboratorio clínico, que permite tener resultados rápidamente. Estas condiciones podrían indicar que la medicina veterinaria cada vez es más parecida a la humana. “Acá tenemos especialidades como la oncología, cardiología, oftalmología, cirugía general, ortopedia, anestesiología, odontología, imagenología y radiología”.

Esto quiere decir que su mascota pasará primero por un chequeo general y dependiendo lo que determine el veterinario, el animal pasará a ser atendido por el especialista. “La formación que tenemos es similar a la de la medicina humana, la única diferencia es que son anatomías distintas. La veterinaria ha venido evolucionando todos los días y la muestra son las especialidades que existen. Carecemos de algunos elementos que hay en otros países, pero acá la veterinaria es avanzada, cuenta Cabrejo.

Lo cierto es que cada seis meses se debe llevar a la mascota al veterinario para un chequeo médico, podría llamarse de rutina, desparasitarlo cada tres meses y aplicar las vacunas anualmente. De esa manera usted podrá minimizar los riesgos de enfermedades que puedan llegar a tener su perro o gato.

Los pacientes desfilan todo el día, parece una exposición canina y felina, pero en realidad están a la espera del examen previo para determinar la rapidez de la atención. Aunque a veces hay excepciones, por ejemplo Simón, un labrador chocolate con cáncer era un paciente que visitaba la clínica con frecuencia, incluso vivió allí un poco más de un mes y ya tenía una atención especial por ser amigo de los veterinarios y los residentes.

Precisamente en esta clínica también hay un espíritu formativo porque los estudiantes de los últimos semestres que deseen hacer sus prácticas allí lo pueden hacer sin problema alguno. Aunque están en formación, la experiencia diaria los ha ido moldeando en su profesión hasta el punto de estar preparados para especializarse o emprender su camino laboral.

“Los estudiantes entran a la clínica y tienen una educación integral. Hacen la consulta, tienen interacción y después uno de los docentes hace las correcciones necesarias. Siempre están en todos los procedimientos para que vayan desarrollando sus aptitudes en la veterinaria, pero siempre con supervisión”, explica Cabrejo.

La eutanasia

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Este procedimiento siempre se practica, según los especialistas, para evitar el sufrimiento del animal y resulta ser el momento más complicado para los propietarios e incluso para el veterinario. “Una de las cosas más complicadas en la medicina veterinaria son los casos cuando hay enfermedades terminales. Es complicado tratar de abordar de una manera sutil y concreta para informar lo que está pasando. En esos momentos se pasa de hacer medicina a comprender a la persona”.

Todos los días los veterinarios conviven con la vida y la muerte en la clínica y por eso es complicado apartar los sentimientos en una situación como esa. “El procedimiento de la eutanasia siempre es complicado así uno intente no involucrarse sentimentalmente con la mascota, uno ve como las personas quieren ayudar a su mascota, pero en ciertos puntos la medicina no puede hacer nada más. Esos momentos son complicados para el propietario y para el veterinario”, cuenta Cabrejo.

Simón, el labrador chocolate, pudo haber muerto el 19 de julio de 2008, irónicamente sus ojos se cerraron para siempre el 19 de de ese mismo mes pero en 2016. En la primera fecha estaba a punto de ser “sacrificado” en el centro de Zoonosis en Bogotá. Ese día una familia, sin saberlo, le salvó la vida porque si no era adoptado ese sábado, la semana siguiente entraba en el grupo de animales que debían morir por decisión del distrito.

“El era muy especial, el más especial y fuerte que he conocido. Simón sabía cuánto lo amaba su dueño. No había visto nunca un perro que mirara a su propietario de esa manera. Soportó mucho dolor, pero se levantaba de nuevo solo por verlo, dijo una veterinaria que atendió a Simón en su enfermedad.

En mayo de 2016 Simón, llegó a la clínica para un chequeo de rutina, todo iba bien hasta que los veterinarios encontraron unas masas en su cuerpo. Le diagnosticaron hemangiosarcoma, un cáncer que se origina en las células que forman los vasos sanguíneos. Fue un largo y doloroso tratamiento del que la mascota parecía estar saliendo sin problema, fue sometido a una cirugía de la que se recuperó, incluso en contra de todos los pronósticos, pero mes y medio después las cosas se complicaron y medicamente no había nada más que hacer porque ese tipo de cáncer es demasiado invasivo.

“Fui incapaz de contener las lágrimas, lloré de alegría por liberarlo del sufrimiento. Lloré de tristeza por la pérdida de su compañía. Lloré de dolor por la cantidad de momento que vivimos juntos”, cuenta el propietario de Simón, quien estuvo en el momento de su eutanasia.

La bondad y el amor de los residentes que estaban presentes en el momento en que Simón iba a descansar para siempre, sirvió para darle tranquilidad a su propietario. Simón llevaba varios días sin mover su cola y sin levantarse, pero como si supiera su destino, ese martes 19 de julio hizo su último esfuerzo para despedirse de su amo, se levantó y movió su cola.

Su dueño abrazó fuertemente a Simón, un joven veterinario aplicó un anestésico al animal para que no sintiera el más mínimo dolor. En ese momento la mascota cayó en brazos de su amo y fue el momento oportuno para despedirse.

“Sentí que con esa anestesia pudo encontrar rápidamente la paz. Puse mis manos sobre su torso para sentir su respiración. Unos minutos después cuando me preguntaron si estaba listo, sentí que su espíritu pasó a través de mi cuerpo. Dejó de respirar, se durmió tranquilo y para siempre”, relató el dueño de Simón.

Casos como estos se pueden llegar a ver a diario en la clínica veterinaria, algunos tienen finales felices y otros no. La medicina veterinaria ha avanzado, pero los propietarios tienen la responsabilidad de cuidar a sus mascotas con visitas periódicas a las clínicas. Lo cierto es que una veterinaria puede funcionar mejor que la de los humanos, no hay trámites, largas filas y la atención es, sin duda, mucho más eficiente.

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