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En Segovia, Antioquia, un petardo estalló a las afueras de un local donde, al parecer, vendían insumos a puerta cerrada.
El segundo artefacto fue activado muy cerca del lugar donde estaba un líder minero. Las detonaciones no dejaron personas heridas, pero sí daños en algunos ventanales.
El presidente de Conalminercol, Rubén Darío Gómez, coincidió con las autoridades al denunciar que los ataques evidencian la infiltración en la protesta minera, lo que aumenta la tensión en el nordeste antioqueño.
Al momento de la explosión, el propietario y unas ocho personas más estaban en el negocio. Las autoridades aseguraron que este hecho busca presionar a los comerciantes para que no abran los locales.
El ataque ocurre a pocas horas de la instalación de la mesa de diálogo en Segovia, entre los mineros informales y delegados de los gobiernos departamental y nacional.
La detonación incrementó el miedo de los habitantes de esa región extractora de oro, agobiados por el bloqueo del transporte y la falta de alimentos. 170 personas se han desplazado a Zaragoza por la crisis humanitaria.
