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¡Compren almendras, ministro!

Causó indignación la información publicada por LA F.m. según la cual la Casa de Nariño gastó más de 15 millones en la compra de 400 cajas de almendras para ofrecer a los invitados de Palacio. 

Publicado:
Actualizado:
Domingo, Febrero 14, 2016 - 13:43

Causó indignación la información publicada por la F.m. según la cual la Casa de Nariño gastó más de 15 millones en la compra de 400 cajas de almendras para ofrecer a los invitados de Palacio. 


Para matizar los hechos, esta columna reconstruye el consejo de ministros en que se analizó tan importante compra.


Consulte aquí: 


 


Casa de Nariño se gastó más de 15 millones de pesos en almendras

 


– …Y después hablamos del asunto de los niños de La Guajira… ¿Alguien tiene comentarios?


– Sí, presidente…


– Dígame, ministro Luis Carlos.


– Se acabaron las almendras…


– ¿Pero no acabamos de comprar unas 400 cajas, ministro Cárdenas?


– Sí, señor presidente.


– A ver: ¿cuánto gastamos en almendras este mes?


– Nada, señor presidente: como unos 15 millones…


– ¡15 millones! ¿Pero cómo pudieron costar tanto, Mauricio, por favor!


– Presidente: cuando estaba Angelino nos gastábamos el doble de ese valor en cábanos…


– Sí, pero 15 millones es mucho dinero: ¡es lo que apuesto en una mano de póker!


– Sí, señor presidente, pero en el presupuesto nacional, 15 millones son peanuts…


– Peanuts no, almonds… No hard feelings, pero así se dice…


– Presidente, permítame: como ministro de Agricultura, debo decir que ese sobrecosto quizás se deba a que las almendras fueron compradas en Carulla, y allá están abusando de los precios…


– A ver, a ver, ca- calmémonos todos: 15 millones en almendras está bien, si son las que vienen recubiertas de dulcecito… ¿pero cuánto duraron?


– Un día, señor presidente.


– ¡Un día! ¿Y al menos estaban ricas? ¿Eran Jordan?


– Pues pregúntele al ministro de Defensa, señor presidente, porque los demás ni las probamos…


– Qué pena, señor presidente…


– ¿Se las comió todas usted, Luis Carlos?


– Sí, señor presidente. Perdón.


– Pe-pero ¿se volvió loco?


– Es la ansiedad…


– ¿Y no dizque este año iba a cuidar la figura, como prometió en el Conpes pasado?


– Pues sí, presidente: de hecho estoy tomando el té reductor Reduce Fat fast, pero…


– Señor presidente, permítame la pregunta: ¿compramos más almendras?


– Definitivamente, Mauricio: compremos más, y quiero que compremos también mentas y pistachos.


– ¿De verdad?


– Sí: ya casi firmamos la paz, esto se va a llenar de invitados internacionales, y que no se nos note la escasez, ministro: da pena con el papa, Tony Blair y las demás personalidades que vendrán…


– Y compremos unos M&M, presidente.


– Buena idea, Ginita: también unos M&M, Mauricio, anote…


– Listo, señor presidente.


– Una pregunta: ¿a cuánto nos está saliendo la almendra?


– Como a 4.000 pesos, presidente…


– Regaladas, menos de un dólar: Mauricio, compremos de una vez para el avión de Tutina, para que la azafata tenga qué ofrecer.


– ¿Para Catering?


– Sí, para Katherine o como se llame la azafata… Y compremos también 40 millones de maní con uvas pasas…


– Pero, señor presidente, con todo respeto: 40 millones ya es una pasta…


– Uy, qué rico pastas: ¡me antoje!


– Tómese su té, más bien, Luis Carlos… ¿Qué decía, Mauricio?


– Le decía, presidente, que si no medimos el gasto, tendremos que hacer una reforma tributaria…


– Pues haga lo que tenga que hacer, Mauricio, pero después del plebiscito. Y no me lleve la contraria… A ver: ¿qué otros temas tenemos?


– Señor presidente: el caso Reficar…


– No hablemos de eso: hablemos de temas más importantes… El proceso de paz, por ejemplo: ¿alguien tiene sugerencias de dónde debo poner el medallón del Nobel de Paz?


– Uy, qué rico un medallón, señor presidente, con salsa…


– ¡Silencio, Luis Carlos! … A ver: oigo ideas…


– Puede ponerlo en la mesa de noche, presidente…


– Gracias, Luchito, tú y la noche, pero tiene que ser en un sitio que se vea más.


– ¿Y si lo pone en su Country House, presidente?


– No, Ginita: me tocaría llevar a media humanidad a Anapoima para que lo vean, y me da jartera…


– Presidente: ¿y si lo pone en un museo que se haga sobre su obra? ¡Yo doy la licencia ambiental por si lo quieren construir en un páramo!


– Eso me gusta, Gabriel: genial aporte… hagamos un megamuseo: mi megamuseo. Métanlo en el presupuesto de las 4G.


– Hecho, presidente.


– Bueno: ¿qué otros temas debemos evacuar? ¿Cómo va el plan de austeridad inteligente, por ejemplo?


– Pues, bien, presidente: de hecho hay quienes dicen que es lo más inteligente que tenemos…


– E-esos deben ser los enemigos de la paz: ¿pe- pero sí estamos ahorrando?


– Sí, presidente. Hay que hacer algunos ajustes porque los dos aviones con 250 invitados a Washington nos iban descuadrando…Y los 600 millones en cortinas, y los billones en publicidad, y en páginas web, y en el avión de la primera dama, y en…


– Bueno, bueno, ya: no me dé detalles. Ahorremos, que es lo importante. Y ahora levantemos la sesión…


– Presidente, pero no terminamos de hablar de la crisis alimentaria de La Guajira.


– ¿Cómo así, María Lorena? ¿Allá también se acabaron las almendras?


– Peor, presidente: hay desnutrición en los niños de La Guajira...


– Lo hablamos en el próximo consejo: no tengo tiempo para más chicharrones…


– ¡Uy, rico unos chicharrones!


– Acábese el té, más bien, Luis Carlos. Se levanta el consejo.


 


Daniel Samper Ospina / Tomado de la Revista Semana


Fuente:
Sistema Integrado Digital