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Gobierno califica de absurdo el hecho en que murió estudiante en Medellín

La Consejería de Seguridad de la Presidencia lamentó la muerte del joven.

Actualizado:
Miércoles, Diciembre 4, 2019 - 22:05
Disturbios en la Universidad de Antioquia
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Disturbios en la Universidad de Antioquia

Desde la Presidencia de la República se lamentó el caso del joven estudiante Julián Andrés Orrego Álvarez, quien murió en Medellín, por lo que sería una mala manipulación de una ‘papa bomba’, que estalló en su humanidad desatando un desenlace mortal en la vía pública.

Rafael Guarín consejero presidencial de Seguridad Nacional, indicó por medio de sus redes sociales, especialmente de su cuenta oficial de Twitter, que la violencia entre jóvenes termina en situaciones absurdas, haciendo mención a los hechos que rodearon la tragedia de Orrego Álvarez.

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Además el funcionario de la Presidencia de la República indicó que la protesta pacífica debe ser: una fiesta de la democracia, alejada de la violencia o ejercicios criminales.

“Lamentable el fallecimiento del joven en Medellín. El odio, el resentimiento y la violencia que propagan entre los jóvenes termina en situaciones absurdas. La protesta debe ser una fiesta democrática, no un ejercicio de violencia y crimen”, dice el trino de Guarín.

El miércoles de esta semana, el Consejo Académico de la Universidad de Antioquia lamentó la muerte del estudiante Julián Andrés Orrego Álvarez, ocurrida el pasado lunes 2 de diciembre, tras estallarle una ‘papa bomba’ que tenía en sus manos. 

La dependencia académica señaló, a través de un comunicado publicado este miércoles, que “no hay razón para suprimir un hecho básico y valioso: era nuestro estudiante”. Aseguró que su muerte "nos duele y nos dolerá siempre". 

La comunicación se publica un un día después de que la Policía Metropolitana del Valle de Aburrá señalara al joven de 21 años de, supuestamente, pertenecer al grupo clandestino delincuencial 'Jaime Bateman Cayón', de la extinta guerrilla de las Farc.

“Esta vez tenemos mucho más que dificultades académicas, calendarios que se complican, programas que esperan, déficit presupuestal, discusiones pendientes o críticas sin responder. Esta vez se trata del hecho más doloroso para la universidad: la pérdida de una vida de manera súbita y violenta”, añade el texto.

Fuente:
Sistema Integrado de Información