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El emotivo relato del general Mendieta, Alan Jara y Sigifredo López sobre su secuestro

Estos testimonios serán insumos dentro de las investigaciones contra 31 exjefes guerrilleros de las Farc.

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Actualizado:
Martes, Octubre 23, 2018 - 17:00
General Mendieta, Alan Jara y Sigifredo López
General Mendieta, Alan Jara y Sigifredo López
Colprensa

Ante la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP), políticos y militares que fueron secuestrados por las Farc han sido invitados para que relaten sus experiencias durante años de cautiverio. La intención es que estos testimonios sirvan de insumos dentro de las investigaciones contra 31 exjefes guerrilleros. 

Este martes hicieron sus intervenciones el general (r) Luis Mendieta, el exgobernador del Meta Alan Jara y el exdiputado del Valle Sigifredo López

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Escuché a mi hijo crecer a través de la radio: Alan Jara  

Alan Jara estuvo siete años y medio en poder de las Farc y fue liberado después de este tortuoso periodo en las selvas del Guaviare. 

En su relato, el exgobernador recordó que al cumplir un año en la selva recibió la noticia de la muerte de su madre. También relató cómo fue vivir en las jaulas en las que eran confinados. 

“Yo estuve en doce jaulas distintas y una de ellas era tan pequeña que no cabíamos los 34 que estábamos allí. Y ante las dificultades mi distracción fue contar las tablas y dividirlas por el número de secuestrados; a cada secuestrado nos tocaba de a una tabla y media. Cada tabla tiene 20 centímetros y vivir en tabla y media es muy difícil”, dijo.  

Jara mencionó además que el miedo a la muerte era constante. “Una vez fuimos bombardeados por la Aviación del Ejército, eso fue una angustia. Los guerrilleros nos intentaban sacar y no podían. Ese miedo permanente a morir, a ser asesinado, o a caer en un bombardeo, hacía extremadamente inhumano vivir allí”, añadió. 

Igualmente, citó las enfermedades que sufrió en cautiverio. “Las enfermedades hacían más difíciles los días. Yo padecí de paludismo; según me dijeron los enfermeros guerrilleros, era paludismo cerebral. No podía caminar en línea recta. Perdía temporalmente la visión en el ojo derecho, y uno sin tener acceso a un médico se imagina lo peor. En libertad me dijeron que era desprendimiento del vítreo”, contó.  

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Las enfermedades debían soportarse durante largas caminatas. “Una marcha duró cerca de dos meses, fue después de que se cayó la zona de distensión que marcó un punto de quiebre porque nos separaron y cada grupo vivió su experiencia, su drama. Lo que le retumbaba a uno la mente era la orden de Jojoy. 'El deber de ustedes es cuidar a los prisioneros, si no lo pueden lograr, el deber es no dejarlos escapar. Mátenlos'. Eso fue lo que causó la muerte de otros secuestrados”, mencionó Jara.  

Un radio era su única conexión con la vida que les habían arrebatado. Sin embargo, en ocasiones el radio también les era arrebatado como castigo.  

“¿Que nos mantuvo con vida? Para mí, la familia. Nosotros teníamos la fortuna de poderlos escuchar, por eso siempre nuestra gratitud con esos programas como voces del secuestro de Herbin Hoyos o noches de Libertad de Antonio José Caballero. Yo oí crecer a mi hijo por radio porque es que él tenía siete años cuando me cogieron y ya tenía 15 cuando lo liberaron. Siempre lo soñé como lo había dejado”, dijo con nostalgia.  

Finalmente, el exgobernador cuestionó que durante su secuestro el Gobierno de la época no hiciera el intercambio humanitario. “Duele profundamente que lo humanitario no se consideró durante años. Ese desprecio por la vida aún hoy genera un sentimiento entre el dolor y la tristeza, ¿por qué la vida no era lo más importante si la vida es un don de Dios?”, recalcó. 

Hoy Alan Jara dice que perdonó a sus victimarios pero que no olvida el dolor y el daño causado. “Celebro este espacio donde espero se alcance a dimensionar la tragedia vivida durante décadas. A todos nos ha tocado sufrir en mayor o menor grado la afectación del conflicto, este debe ser un espacio para la dignificación de las víctimas, quiero un espacio para la paz”, concluyó.

El general Mendieta y los doce años que estuvo encadenado tras la toma de Mitú

El general (r) Luis Mendieta fue secuestrado por las Farc en la Toma de Mitú ocurrida el 1 de noviembre de 1998.  

En ese momento, Mendieta ostentaba el grado de teniente coronel. Recordó que en la toma de Mitú, 2.000 guerrilleros atacaron a 76 uniformados y 30 auxiliares bachilleres de la Policía. 

“A las cuatro de la mañana los terroristas de las Farc lanzaron diferentes artefactos con bazucas, tatucos y granadas. El colegio quedó totalmente destruido. En una esquina del comando había un hueco donde 16 policías se ocultaron. A mí alias Urias me coge como rehén mientras alias Boyaco rocía con gasolina donde estaban ocultos los policías”, contó.  

“Algunos policiales se salvaron del secuestro y lograron salir con vida. Un compañero, al pasar hacia el lado de la Fiscalía, se metió en una alberca y allí duró cuatro días y pudo salvar su vida (...) Otro compañero estuvo tres días en una alcantarilla y así logró sobrevivir. Otros tres policías quedaron entre las ruinas del colegio, las paredes formaron un triángulo y así lograron salvar su vida”, contó.  

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Mendieta también recordó que durante la toma 17 policías murieron, muchos de ellos incinerados en las improvisadas trincheras. Todo esto sucedió por orden de alias Romaña, alias Buen Día, alias Joaquín, y alias Jairo, todos ellos comandados a través de radio teléfono por el ‘Mono Jojoy’.   

De Mitú fuimos secuestramos 45 oficiales y suboficiales y 16 auxiliares. En intercambio solo quedamos siete que éramos los mandos”, contó. 

En su relato, entre lágrimas, Mendieta recordó también a sus compañeros de cautiverio que perdieron la vida.  

“Un compañero, Luis Hernando Peña Bonilla, tenía algunos problemas psiquiátricos y se presentaban algunas riñas con los compañeros, en ocasiones hubo golpes; se insistía en que dieran tratamiento psiquiátrico".

"Un día salió Peña al ‘chonto’, que era el hueco en la tierra donde se hacían las necesidades fisiológicas, y en ese sitio alias Patequeso le puso la pistola en la cabeza y le dijo: ‘Este el tratamiento psiquiátrico que damos en la guerrilla’”, relató. 

“Alias Sombra lo sacó de la jaula para darle el 'tratamiento psiquiátrico'. Ese día le pusieron doble cadena en el cuello y en la cintura y no volvimos a saber de él. Un intendente de la Operación Jaque le escuchó decir a un guerrillero que Peña había sido fusilado”, narró entre lágrimas.  

Mendieta mencionó que muchos de los restos de los uniformados que cayeron en la toma de Mitú, y otros que murieron en la selva como Luis Hernando Peña y Julián Ernesto Guevara siguen sin ser encontrados por sus familiares, por lo que pidió que la comisión de búsqueda de desaparecidos los encuentre o que de ser necesario se cree una comisión especial para realizar esta tarea.  

El oficial (r) también hizo un recuento detallado de los doce años que estuvo dentro de una jaula durante las noches y encadenado del cuello cuando debían caminar entre la selva para cambiar de campamento o bañarse. En su caso, no siempre fue caminando; por largo tiempo estuvo arrastrándose por cuenta de un grave paludismo que le impedía ponerse en pie.  

“Hubo una marcha, que denominamos la marcha de la muerte, que casi duró tres meses. En esa marcha era la persecución constante por parte de la Fuerza Pública. Después de varios meses de caminar se me fueron afectando las piernas, caminaba cojeando; en los días siguientes ya no podía caminar con las dos piernas y pedí dos palos y los utilicé como muletas y así iba caminando poco a poco por la selva (...) mientras mis compañeros llegaban a las 4 de tarde y se ubicaban en determinado sitio para pasar la noche, como yo me quedaba, llegaba a las diez u once de la noche, muchas veces ni comía”, narró. 

Relató además que en el 2009 los guerrilleros le dijeron que su hijo había muerto en un accidente de tránsito. “Supe hasta el día que me liberaron que él estaba vivo”, aseguró. 

Finalmente, Mendieta pidió que las penas contra los exjefes de las Farc sean severas y manifestó que no puede perdonar el daño que le causaron.

Desaparecieron una generación de jóvenes políticos: Sigifredo López 

Sigifredo López fue secuestrado por las Farc junto a otros once diputados del Valle. A los cinco años de cautiverio sus compañeros fueron asesinados y él recobró la libertad dos años después. 

“Estábamos en el centro de Cali. Alguien en la Asamblea ayudó a que nos llevarán. A los cinco años asesinaron a mis compañeros indefensos, el secretariado dio la orden, me salvé porque un guerrillero me había faltado al respeto. Le dije: 'No sea hijuetantas que yo no soy hermano suyo'", contó López.

"Me llevaron a un cambuche donde me amarraron a una palma; días después escuché ráfagas de disparos, 20 minutos después llegaron por mí y a los ocho días escuché a Fabiola Perdomo diciendo que en un enfrentamiento con un grupo armado desconocido asesinaron a todos los diputados, excepto a mí”, contó.  

Fueron cuatro meses en donde yo estaba perdiendo la cordura, como Peña Bonilla que quedó loco y lo asesinaron en vez de entregarlo... año y medio después me entregaron”, añadió.  

Sigifredo López recuerda que en la selva se sentía “en un inframundo": "Dormíamos tirados en un pantano. Si el ejército nos perseguía, dormíamos sentados: éramos un trofeo de guerra”. 

También relató cómo una niña reclutada por la guerrilla fue asesinada por mezclar sus excrementos con los alimentos que luego fueron ingeridos por ellos. 

“Había una niña de 13 años; a los dos meses los niños sienten que la experiencia de la guerra no es lo que pensaban. No volví a ver a Jazmín. Después supe que la tenían sin toldillo, porque cogió sus excrementos y los mezcló con las latas de sardina con las que nos alimentaron".

"El comandante la descubrió, le hicieron un consejo verbal de guerra y le dijeron que tenía que decir que era infiltrada y el comandante le puso la pena máxima y pusieron a uno de sus primos a asesinarla”, le narró López a la audiencia.  

En su intervención, dijo que las Farc deben responder por lo que hicieron.  

“Lo que han hecho las víctimas al perdonar derechos de lesa humanidad es enorme, pero ¿qué han hecho las Farc? ¿Su perdón sí vino del alma? Los victimarios, que respondan”, dijo. 

También dijo que la JEP debe llamar al expresidente Álvaro Uribe para que explique por qué no accedió al acuerdo humanitario.  

“Espero que la JEP algún día le pregunté al expresidente Uribe por qué no cumplían con su obligación ética y moral de salvar vidas humanas. Si se pudo lo más, que era un acuerdo de paz, ¿por qué no se pudo lo menos que era un acuerdo humanitario?”, aseveró. 

No le dio la gana de hacerlo (...) Uribe decía que no hacía el acuerdo humanitario porque eso incentivaba los secuestros. Decía: 'Ustedes son la curva de sacrificio para que no haya más secuestros'. Nos condenó al olvido, hay algo más berraco que la muerte y es morir de olvido”, agregó.  

Además, se cuestionó que la directora administrativa de la JEP, Marta Lucia Zamora, siga ocupando ese cargo pese a sus cuestionamientos. 

Esta es la primera vez que las víctimas de secuestros cometidos por las Farc narran en la JEP sus experiencias en cautiverio. Los primeros en hacerlo fueron los excongresistas Luis Eladio Pérez y Oscar Tulio Lizcano y también serán escuchadas Ingrid Betancourt y Clara Rojas, entre otros. 

Fuente:
Sistema Integrado de Información